La menopausia es una etapa que puede traer ciertos cambios en la vida de
la mujer, no obstante, estos no suelen empezar en esta etapa sino desde 3 años
antes que desaparezca la menstruación, lo que se conoce como Perimenopausia
o transición menopáusica, que es cuando comienzan los ovarios a disminuir la
producción de las hormonas principalmente estrógenos y progesterona, pero
además se une los cambios de otras como la melatonina o la disminución de
sustancias como la serotonina, que puede influir en el estado de ánimo.
Los cambios que se pueden presentar desde la Perimenopausia
encontramos sequedad en la piel, aumento de peso con facilidad, falta de
concentración y memoria, bajo deseo sexual, sequedad vaginal, alteración del
sueño, descontrol de los estados emocionales, calores o bochornos, entre otros.
Justo la presencia de la alteración del sueño y el descontrol de los estados
emocionales llevan a que las mujeres busquen ayuda externa, ya sea de sus
familiares, amigas o que terminen acudiendo al psiquiatra ya que hasta estados de
depresión pueden presentar, comenzando a consumir ansiolíticos con y sin
indicación.
Ahora bien, es cierto que el trastorno del sueño más común es el insomnio,
que afecta un tercio de las mujeres, definiéndose el mismo como la dificultad de
adormecimiento o de la continuidad del sueño, llegando incluso a presentar
síndrome de apneas, lo que hace que se levanten muchas veces en las noches y
tengan un sueño ligero.
Esta alteración del sueño va a tener causas directas hormonales, al
disminuir los estrógenos y la progesterona, pueden presentarse los calores en las
noches alterando la calidad del sueño. También se puede presentar un
desbalance en los niveles de melatonina (hormona encargada de regular los ciclos
de vigilia y sueño) teniendo una incidencia directa al dormir, haciendo difícil la
identificación corporal y biológica de la hora de dormir, lo que complica la
conciliación del sueño.
Por otra parte, se encuentran los factores físicos. Resulta que la
progesterona es un estimulante para el sistema respiratorio, cuando esta hormona
va disminuyendo, la respiración puede volverse perezosa o detenerse en medio
del sueño que es lo que se conoce como apnea.
Así mismo, también se tienen los factores psíquicos y emocionales donde
se involucra la alteración del sueño junto con estados de ansiedad, depresión,
cambios de humor, las sensaciones de inquietud y estrés, tristeza y preocupación.
Estos factores básicamente son los detonantes para el consumo de ansiolíticos,
en la mayoría sin prescripción médica.
Entonces ¿Qué hacer? Tratar el problema desde la raíz, identificar estos
cambios en esta etapa, acudir al especialista comenzando con el ginecólogo para
indicar los exámenes pertinentes y así detectar si la alteración del sueño o los
cambios emocionales se pueden deber a la disminución de las hormonas.
No estoy diciendo que algunas mujeres no requieran de los ansiolíticos,
pero si estos síntomas los están presentando en esta etapa y está relacionado con
las hormonas, lo ideal sería trabajar en buscar el equilibrio de las mismas.
El manejo debería ser multidisciplinario con un nutriólogo que ayude a
través de cambios de hábitos en la alimentación, así como la implementación de
terapia hormonal si no hay contraindicación, además de suplementos como la
introducción de melatonina, citrato de magnesio, 5 HTP, por mencionar algunos,
comenzar alguna actividad física, practicar técnicas de relajación como el yoga, la
meditación o el mindfulness.
Finalmente, la invito a recuperar su bienestar y su calidad de vida a través
de la guía y ayuda de un profesional, ya que la toma del ansiolítico en estos casos
donde la razón principal pueden ser los cambios hormonales, es simplemente un
tratamiento placebo que no va a curar el problema real.
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