Ya no existen las ferias en el Parque Recreacional Sur, las corridas en la Monumental, los carnavales en la avenida Bolívar… Tampoco las retretas en las plazas, la gran variedad de espacios culturales y esos sitios de encuentro y reunión de la valencianidad. Pero no hay nada perdido.
La Valencia Señorial que todos añoran es probable que no regrese… Pero sí hay un gran sentimiento por el rescate de su identidad, historia y patrimonio que ha tomado un auge muy importante.
Eso es evidente en cada comentario de los videos que, de manera orgánica y particular, realiza el profesor Pablo Aure para relatar eventos icónicos de la ciudad o, como él mismo dice, “para echar cuentos de Valencia”.
En su seriado de micros audiovisuales que ha denominado “Rescatando nuestra identidad”, trata de reconectar a los habitantes de la capital carabobeña con sus 466 años de historia.
El Puente Morillo, el estadio José Bernardo Pérez, las retretas de la Plaza Bolívar y hasta la movida comercial del centro de Valencia, están en esos videos que publica en diferentes plataformas digitales. “La gente está saturada de los conflictos, de esa diatriba, y ese cansancio nos ha hecho olvidar algunas costumbres y tradiciones que nos hacen reencontrarnos y apartar esas diferencias”.
Su objetivo es conseguir puntos de coincidencia a través de los orígenes, “resaltando lo bueno, sin ver lo malo. Indistintamente de quien las mantenga. Es por eso que en los micros no se presentan cosas deterioradas, la idea no es remarcar lo malo, sino lo bonito”.
Para parte de su trabajo documental se ha adentrado en los escritos del periodista y doctor honoris causa de la Universidad de Carabobo, Alfredo Fermín. “Él escribió cómo los gobernantes han tratado mal a Valencia, desde el tirano Aguirre, pasando por José Tomas Boves, algunos gobernadores que han querido cambiarle el nombre a Valencia y un alcalde que cambió el escudo, y eso no debe ser. Como valencianos tenemos que proteger lo nuestro y a sentir amor por lo que nos pertenece, indistintamente de la ideología o militancia política”.
Cerro histórico
Existe en la actualidad una gran movida por ejercitarse entre las montañas de la ciudad y eso ha sumado al rescate de esos grandes espacios naturales. Pero pocos conocen que el principal cerro de Valencia es La Guacamaya.
En extensión, historia y arquitectura tiene un gran valor patrimonial que los integrantes de Valencia la Nuestra (VLN) exponen en cada una de sus actividades.
Son un grupo de arquitectos, urbanistas, publicitas, interesados en compartir conocimiento y el amor que sienten por la ciudad, a través de la participación ciudadana, el rescate de los espacios públicos y, lo más importante, la construcción de una visión compartida de ciudad mediante el debate de toda la sociedad civil.
Es así como iniciaron en el cerro La Guacamaya. “La idea es que los proyectos que tuvieron importancia en la ciudad, los evaluemos, los retomemos, y así nace la propuesta turística del Parque de la Guacamaya que es bellísimo, hacemos un paseo, explicamos el patrimonio cultural y arquitectónico que tiene con sus edificios de más de 100 años”, explicó el director general de VLN Edicson Leal.
Ellos no se detienen en el presente y van más allá. Para el aniversario 466 de Valencia se platearon la visión de la ciudad para cuando cumpla 500 años. “La queremos más diversa económicamente, donde se mueva más la bicicleta y donde todos puedan desarrollarse plenamente y tener un bienestar”.
Sabores de la Valencia Señorial
Al preguntar por el plato típico de Valencia a cualquier habitante de la ciudad es probable que se detenga a pensar por varios minutos y no tenga una respuesta.
“Hace falta valorar, porque aquí hay restaurantes de diferentes culturas, con platos de otros países, pero no hay lugares típicos de valencia. Nos falta esa identidad, y por eso trabajamos en dar a conocer los platos para que los valencianos los puedan querer”, aseguró la chef Zoraida Barrios, conocida como Mamazory.
Es así como desde hace algunos años ya en ningún evento o fiesta de la ciudad no falta ahora la polvorosa de pollo, que es original de San Blas y con un sabor muy particular. No es el mismo pastel de pollo de Caracas porque su galleta contiene almendra, canela y semillas de culantro. Además, el guiso es más seco que el de la capital y no es dulce para tener un contraste de sabores único.
Pero Valencia es mucho más que eso. El plato que más ha perdurado desde la época de la colonia es el famoso quesito valenciano. “Se hace con queso palmizulia o palmito en lonjas con un sofrito que se le agrega para que se funda y se le pone suero de leche de cabra. Se hacía todos los domingos por los valencianos y hay aun familias que lo hacen”.
La sopa de huesos claros de El Viñedo es característica de la ciudad también, así como el pastel de fiambre, que es un pato típico navideño y la ensalada diplomática que, “aunque no nació en Valencia tiene más de 20 años haciéndose aquí por muchas personas”.
La Valencia Señorial se sigue añorando. No hay duda. Pero hay mucho por hacer, tradiciones por rescatar y gente que está dispuesta a hacerlo. Solo hay que sumarse.
