Valencia, 464 años después de su fundación, es el reflejo de lo que es el país. Una ciudad sometida a la depredación de corruptos en una nación en crisis.
En su desequilibrio urbano muestra una ciudad triste, presa del peor momento histórico que solo es comparable a los que Boves hizo a la nación en los tiempos de la Independencia.
Valencia, después de tener una Zona Industrial considerada por muchos la pequeña Detroit de Venezuela, hoy se compara a un cementerio de desempleo y pobreza que empeora cada año, sostiene el empresario valenciano Damiano Del Vescovo.
Hoy en Valencia solo vemos desolación, negocios cerrados, progreso interrumpido, dijo el ex presidente de Fedecámaras Carabobo.
Este lunes 25 de marzo no es día de celebración para los valencianos sino de compromiso de hacer que, como el Ave Fénix, nuestra ciudad resurja de entre las cenizas: hermosa, solidaria, inclusiva, amable, que vuelva a rescatar su medio ambiente, convertida en una smart city, con transporte de calidad, que su Metro sea definitivamente culminado; y que los valencianos vivamos con progreso y bienestar.
