La noche caía en Guayabal, comunidad en la que residía Leonardo González, un hombre de 48 años que se dedicaba ayudar a los demás, según el testimonio de sus allegados y vecinos. De manera espontanea, los habitantes de esta zona hicieron un cacelorazo en conjunto con una marcha nocturna que recorrió la urbanización.
Miembros de la resistencia, cerraron la avenida principal de los Guayabitos con cauchos que fueron incinerados, mientras el sonido de las ollas transcurrían en señal de protesta.
La situación se normalizó. El acceso a las vías se abrió, mientras los residentes de la localidad realizaron rezos al sitio en donde fue abatido González en manos de funcionarios de la Policía de Naguanagua.