Marjory Campos posa feliz junto a su bebé Enzo Luciano. (Cortesía)

Marjory Campos es una ciudadana venezolana de 34 años que en los primeros días de julio tomó una arriesgada decisión que cambió la su vida para siempre. Embarazada decidió viajar en colectivo desde su país para dar a luz en la Argentina.

Su travesía por todo el continente duró 11 días. Salió desde Caracas y terminó -8.000 kilómetros después- en la provincia de Córdoba, donde finalmente su hijo nació.

Según explicó, la razón para dejar todo atrás es la grave crisis que atraviesa su país. «No podía venir en avión porque es muy difícil comprar los boletos aéreos sin una tarjeta internacional o sin dólares en la mano. Y conseguir dólares en Venezuela es una misión imposible», contó la mujer en diálogo con Cadena 3.

Marjory tuvo a su hijo Enzo Luciano en el Hospital Materno Neonatal, de la capital cordobesa. Explicó que fundamentalmente quería que su hijo tuviera todas sus necesidades básicas satisfechas.

«Acá puedes conseguir pañales, leche, medicinas y vacunas. Vivir aquí es más económico que en Buenos Aires. Además, la vida es más tranquila», expresó la flamante madre.

Ya alejada del difícil panorama que se observa día a día en su país, la mujer no ve con esperanza el futuro.

La joven madre piensa que Venezuela no se va a salir de esa situación en el corto plazo ni que haya un cambio.

«Va a tardar tiempo para que mejore», vaticinó. «Es desesperante. Viví la abundancia cuando era pequeña, cuando Venezuela era próspera, pero ahora mi país está acabado. Me da mucha tristeza. He visto familias comiendo de la basura y, detrás de ellos, los perros esperando. ¿Sabes?, el corazón se te pone chiquito al ver cosas así», dijo al diario Día a Día poco después de arribar al país.

El padre del niño es cordobés y de acuerdo con la mujer, llegará a esa provincia en cuanto pueda salir de Venezuela.

«Espero que el padre pueda llegar pronto y darle el apellido. A mí no me costó salir a pesar de las marchas que se hacen a diario. A las mujeres no nos preguntan mucho. Sin embargo, a los hombres los controlan bastante», señaló.

Sobre la posibilidad de volver a su país algún día dijo: «Solo volvería a Venezuela de visita y cuando haya pasado esta situación. Allá no se vive, se sobrevive», añadió.

La mujer vive con su hermana Melanny y su cuñado Daniel, quienes llegaron en enero pasado. Por lo pronto no tiene trabajo porque está esperando el DNI. Mientras tanto, cocina platos típicos venezolanos y los vende a través de una página de Facebook.

Marjory tiene un título intermedio en la carrera de ingeniería en la Universidad Central de Venezuela, aunque aclaró que «lamentablemente por ahora dejará su carrera» para enfocarse en el camino de la cocina.

«Además de trabajar, mi cuñado está estudiando Gastronomía, mi hermana Gerencia de Restaurantes y yo voy a ir por algún lado de esos», remarcó.

«Se me hacía más sencillo iniciar aquí que en un país donde no conoces a nadie. Mi hermana Melanny vive con mi cuñado en barrio Pueyrredón. Además, quiero que Enzo crezca libre, con todas sus necesidades básicas cubiertas, con un crecimiento en paz, sin tanto estrés ni presión», sostuvo.




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