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Los cientos de venezolanos que estuvieron varados en el peaje de Villa Rica, en el norte del departamento del Cauca en Colombia, llegarán en unas horas a Ecuador tras permanecer casi una semana en el lugar, por una protesta indígena que mantenía cerrada la carretera Panamericana.

El periodista Rafael Hernández, quien documenta la odisea que viven los venezolanos, reportó este lunes a las 10:00 a.m., que se encontraban en Mocoa, a seis horas de Pasto y tres más de Ipiales, frontera con Ecuador. «En unas ocho horas aproximadamente #LosQueSeVan podríamos estar llegando a Ecuador», dijo.

Hernández explicó el domingo que decidieron tomar una trocha en Armenia, a hora y media de Cali. Esto para poder llegar a Popayán y superar las vías bloqueadas. La decisión fue riesgosa por la posible presencia de guerrilleros y de manifestantes, pero fue la única opción para seguir su rumbo.

Los choferes tomaron una vía alterna más larga, por fuera de la carretera Panamericana, para hacer sentir a los pasajeros en movimiento y bajar así los ánimos caldeados tras varios días parados, contó el comunicador social en un video publicado en Twitter.

La agencia de noticias EFE informó ayer que este lunes a las 8:00 de la mañana, los indígenas abrirían el paso por la carretera Panamericana, la más importante del suroeste de Colombia que se encontraba bloqueada desde el 30 de octubre.

Una experiencia inolvidable

Durante seis días, para muchas personas los autobuses se convirtieron en casas, y las butacas de dos o tres pasajeros pasaron a ser camas improvisadas, para niños y adultos, algunos enfermos. Los alimentos y el dinero que tenían se volvieron insuficientes.

En ese tiempo buscaron rutas alternativas y soluciones que les permitieran llegar a su destino. Al parecer los servicios de transporte internacional tenían conocimiento de la protesta y aun así, decidieron emprender el viaje, sin advertir a los pasajeros de la gravedad del asunto.

Pero no todo fue malo. Destacó la solidaridad de campesinos de la zona, funcionarios policiales y representantes de la alcaldía de Villa Rica, quienes les llevaron agua, mangos y galletas. Incluso algunos policías «brindaron» desayunos a los venezolanos varados que se mostraron muy agradecidos y expresaron su deseo por tener policías así en su país.

El viernes más de 2.000 venezolanos estaban varados en el peaje Villa Rica y Santander. Para el sábado, unos 360 se aventuraron en guaguas por vías alternativas a Popayán.

Al final del día, Hernández y sus compañeros de viaje esperan llegar a la frontera ecuatoriana, y aunque para muchos significa el fin de una experiencia inolvidable, para otros que se dirigen a Perú y Chile, aún queda camino por recorrer.




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