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Con la crisis política al rojo vivo en Venezuela, Valentina Da Silva se comunica sin parar con su familia por WhatsApp, una herramienta a la que venezolanos en España parecen enganchados, a la espera de noticias de sus seres queridos.

«Por la diferencia horaria es difícil, pero estamos full en contacto por WhatsApp y más por lo que está pasando», dice Da Silva, en un restaurante de comida venezolana en el centro de Madrid donde trabaja.

La agudización de la crisis en Venezuela, donde la oposición denunció un «golpe de Estado» luego de que el Tribunal Supremo asumiera las competencias del Parlamento, resuena especialmente en España, destino de buena parte de la oleada de emigrantes venezolanos.

En 2016, 180.000 venezolanos vivían en España, según el Instituto Nacional de Estadística. Una década antes eran 124.000 y en 1999, cuando llegó al poder Hugo Chávez, antecesor de Nicolás Maduro, no llegaban a 50.000.

Llegada hace apenas un mes huyendo de la crisis económica y la delincuencia de Caracas, donde se quedaron sus padres, Da Silva conversa con la AFP mientras rellena unas arepas, las tortas de maíz típicas de Venezuela, en el restaurante.

«Con esto último que ocurrió, las cosas se tornan más difíciles de lo que ya venían siendo», lamenta. Sus familiares «están preocupados, sobre todo porque no le ven escapatoria al problema».

«Supe que hay un golpe, entonces yo llamé a algunos familiares por el celular y me dicen que eso está muy mal, que están muy asustados, que sienten miedo de salir a la calle y que les pase algo», dice Grey Tapia.

«Hay que hablar por mensajería, porque por teléfono fijo es casi imposible comunicarse», explica esta mujer de 29 años, llegada a Madrid a mediados de 2016 a buscarse la vida con su marido y su hijo de 11 años.

En medio de la aguda crisis económica en Venezuela, las operadoras acumulan deudas con los proveedores internacionales, quienes han reducido sus servicios.

– Nada sorprende –
Mientras muchos familiares en Venezuela cuentan por la mensajería que están nerviosos, otros dicen que se lo han tomado con más normalidad, tras años de sobresaltos en la prolongada crisis política venezolana, según varias personas consultadas por AFP.

«Pasa algo: ya nada te puede sorprender, me dicen ‘esto es increíble’, y luego pasa otra cosa que te vuelve a sorprender», explica Daniela Flores, empleada de 28 años de una empresa de alojamiento de estudiantes extranjeros en Madrid.

«Cada quien sigue con su vida, mis papás han ido a sus trabajos, mi hermana sigue cuidando a su hija. ¿Qué es un autogolpe? Pues esperemos primero a ver en qué termina», dice Flores, camino de la oficina de buscar arepas para comer, como todos los viernes.

«Puede ser que los que estamos afuera estemos más preocupados», agrega Flores, desde hace tres años en España.

«Hemos tenido ya tantos chascos que es difícil», coincide Carleth Morales, presidenta de la Asociación de periodistas venezolanos en España.

Morales usa la mensajería móvil para hablar con sus hermanos en Venezuela, una de las cuales está cerca de dar a luz. «Cada vez que sentimos que la situación (política) va a hervir, estamos las 24 horas pegados» al teléfono, señala.

– «No pienso devolverme» –
Además de preocuparse por sus familiares, algunos venezolanos temen que la inestabilidad en Venezuela les dificulte vender los bienes que aún conservan, y con los que cuentan para asentarse en España.

«Yo tengo allá casa, yo vivía en la isla de Margarita, ya eso no lo voy a poder vender nunca en esta situación», lamenta María Matilde García, de 55 años, llegada a Madrid en febrero en busca de trabajo.

«Esto es superduro, vivir así. Pero no pienso devolverme», remata García, quien envió a su hijo de 17 años con su papá, piloto comercial en Rusia, mientras estabiliza su situación.

Al igual que ella, otros venezolanos van asumiendo que el agravamiento de la crisis aleja la posibilidad de retornar.

«Yo ahorita no quisiera pisar Venezuela por nada del mundo», remata Grey Tapia.




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