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Declarada en default parcial por dos agencias calificadoras, Venezuela tiene que firmar el miércoles un acuerdo para reducir el peso de su deuda con Rusia, uno de sus principales acreedores que aporta también su apoyo a un aliado estratégico pero sin sacarlo del atolladero.

Ahogada por la caída de los precios económicos y las sanciones estadounidenses, Venezuela busca reestructurar su deuda exterior, estimada en 150.000 millones de dólares.

Para ello, Caracas mira a sus grandes acreedores, China (28.000 millones de dólares) y Rusia (9.000 millones), en una operación cuyo objetivo es renegociar los pagos, reducirlos o incluso suprimirlos.

Desde hace meses, Caracas y Moscú negocian nuevas condiciones para un crédito de cerca de 3.000 millones de dólares, acordado en 2011 para financiar la compra de armas rusas (tanques y misiles).

Mientras la situación financiera de Venezuela se iba degradando, recrudecida por una crisis política que azota el país desde hace meses, Nicolás Maduro viajó a Moscú a principios de octubre para abordar esta reestructuración, que debe concluirse al día siguiente de que Caracas haya sido declarada en default parcial por las agencias SP Global Ratings y Fitch.

La embajada de Venezuela en Moscú anunció una conferencia de prensa este miércoles para informar sobre la firma de acuerdos sobre la reestructuración de la deuda venezolana con Rusia.

El ministerio de Finanzas ruso anunció la semana pasada que Venezuela había dado su acuerdo para reestructurar su deuda con Rusia según las modalidades convenidas entre los dos países.

Moscú, sin embargo, busca evitar triunfalismos y no ha previsto ninguna ceremonia pública para la firma del acuerdo.

Según Anton Tabakh, economista jefe de la agencia de calificación RAEX, es «normal» que Rusia quiera reestructurar la deuda de Caracas.

La operación permite «a ambas partes mantener las apariencias y ganar tiempo, ya que ahora la cuestión de la deuda venezolana no puede ser resuelta de ninguna manera», explica a la AFP.

«En la práctica, es muy raro que países más débiles que sus acreedores paguen sus deudas. En la mayoría de casos, se acaba reestructurando todo. Los países que pagaron sus deudas a la Unión Soviética, por ejemplo, se cuentan con los dedos de una mano», recuerda.

También destaca que el monto en cuestión es relativamente poco importante: «Rusia no proporciona ayuda a Venezuela, no hay realmente dinero en juego, se trata solo de poner al día los viejos papeles», afirma el economista.

Rusia ya aceptó en 2015 renegociar el crédito, dando a entender su flexibilidad respecto a uno de sus principales socios estratégicos en Latinoamérica, con quien comparte unas relaciones muy conflictivas con Estados Unidos.

Esta vez se trataría, como lo había explicado en octubre el ministro ruso de Finanzas, Anton Siluanov, de dividir el pago en dos etapas para aplazar a más tarde la parte más cuantiosa.

– Avances petroleros turbios –
Pero más allá de este crédito «oficial» clásico entre Estados, la mayor parte de la deuda venezolana a Rusia son los 6.000 millones de dólares de la compañía petrolera PDVSA al grupo ruso semipúblico Rosneft. De estos, 2.500 millones fueron saldados entre mayo de 2016 y abril de 2017.

Oficialmente, se trata de un avance por contratos de entregas de petróleo y carburantes previstos hasta 2019 pero varios expertos consideran, sin embargo, que se trata de un apoyo financiero disimulado a Caracas, bastante más turbio.

Estas sospechas surgen además teniendo en cuenta que Rosneft, dirigida por Igor Sechin, cercano a Vladimir Putin, se ha convertido en uno de los principales vectores económicos de los intereses estratégicos de Moscú, al firmar acuerdos con China, India y más recientemente con el Kurdistán iraquí.

La empresa se limitó a asegurar el martes que no veía ningún «riesgo» en no recuperar su crédito.

Para Caracas, todo depende de su acreedor principal, China, dado el monto en juego y también el tipo de apoyo de Pekín, más frágil que el de Moscú.

«La cooperación sino-venezolana en materia de financiamiento se desarrolla normalmente», aseguró el martes un portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores. No obstante, agregó que «pensamos asimismo que el gobierno y el pueblo venezolano tiene la capacidad de resolver el problema de la deuda de su país».




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