Gerencia en Acción
“50% de los estudiantes en Carabobo presenta malnutrición, problemas de atención y concentración, y deficiencias cognitivas, lo cual compromete su capacidad de alcanzar competencias”. Padres Organizados de Venezuela:
Mientras el hambre ha retrocedido en América Latina en términos generales, hay un solo país de la región donde aumentó en la última década; Venezuela. En medio de una de sus peores crisis económicas y políticas de los últimos años, la carencia crónica de alimentos en dicho país aumentó de 10,5% a 11,7% en los últimos diez años, según el estudio: «La Seguridad Alimentaria y la Nutrición en el Mundo» elaborado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y otras agencias.
Precisamente, la dificultad para conseguir alimentos en Venezuela es una de las principales causas que esgrimen los migrantes venezolanos que intentan escapar de la crisis.
«Si no te mata la delincuencia, te mata el hambre», le dice a BBC Mundo Xiara Barcos, una joven venezolana de Barquisimeto que migró a Colombia sin planes de regresar.
El drama de los 25.000 venezolanos que a diario entran caminando a Colombia. Pero, a pesar de la crítica situación venezolana, hay otros países de la región que en la actualidad presentan niveles mucho más altos de subalimentación, es decir, de personas que no ingieren las calorías necesarias para su actividad diaria.
El ranking del hambre lo lidera Bolivia (con el 19,8% de su población subalimentada), seguido por Nicaragua (16,2%) y Guatemala (15,8%).
En estos tres países se observan varios elementos comunes. «Tienen una gran cantidad de población rural e indígena, son muy vulnerables a los efectos climáticos y tienen dificultades para acceder a servicios públicos básicos necesarios para la seguridad alimentaria», le dice a BBC Mundo Ricardo Rapallo, oficial de Seguridad Alimentaria de la FAO para la región.
«No es de extrañar que en estos tres países, con características similares, la inseguridad alimentaria disminuya menos que en otros países de la región», agrega.
Los cinco peores con una población sub-alimentada son: Bolivia con el 19,8% de la población; Nicaragua con 16,2 %; Guatemala con el 15,8%; Honduras con 15,3 % y Venezuela con 11,7%. Con excepción de Guatemala y Honduras cuyos tipos de gobierno son una democracia participativa. Los tres restante predomina un régimen totalitario-comunista.
Belice y Jamaica, países que tienen el inglés como idioma oficial, fueron los otros países de América Latina y el Caribe junto a Venezuela donde también aumentó el hambre en la última década, según el estudio.
Cómo Perú atacó la desnutrición crónica en niños y se convirtió en un ejemplo mundial, según Bill Gates.
Por qué hay hambre en Argentina si se produce comida para 440 millones de personas (10 veces su población).Una de las preocupaciones en ese país sigue siendo cómo bajar la alta prevalencia de anemia en mujeres en edad fértil. Por otro lado, muchos de los agricultores producen casi exclusivamente para subsistir y los desastres naturales, que destruyen las cosechas los dejan sin comida.
Nicaragua, ocupa el segundo lugar en la lista del hambre regional. Y aunque efectivamente la subalimentación ha descendido en la última década desde un 24,4% a un 16,2%, aún sigue siendo considerada una amenaza para la población.
Expertos piensan que la actual crisis política y económica haría descender drásticamente el crecimiento económico este año (a 0,5%, según la Cepal), algo que influirá negativamente en las condiciones alimentarias futuras de su población.
A diferencia de Bolivia y Nicaragua, donde bajaron los niveles de hambre en la población, en Guatemala la situación se ha estancado con un 15,8% en la última década. Cuatro de cada cinco familias padece algún tipo de inseguridad alimentaria y el suministro de alimentos es insuficiente para cubrir las necesidades mínimas de toda la población.
Aparte de la pobreza y los conflictos, Guatemala está ubicada en el llamado Corredor Seco de América Central, una de las zonas más afectadas por la sequía, producto del fenómeno de El Niño en 2015 y 2016. Aquel fenómeno fue una de las peores sequías en los últimos diez años y dio lugar a fuertes caídas en la producción agrícola, con pérdidas estimadas de entre el 50% y el 90% de la cosecha.
A nivel general, en América Latina y el Caribe el hambre ha crecido por tercer año consecutivo.
Comparando 2017 con 2016, el número de personas subalimentadas en la región aumentó en 400.000 personas subalimentadas y actualmente la cifra total es de más de 39 millones.
Sin embargo, Latinoamérica tiene un nivel de desnutrición aguda infantil del 1,3 % de su población, lo que equivale a 700.000 niños menores de cinco años, y que está muy por debajo del promedio global.
Y el retraso en el crecimiento de los niños (desnutrición crónica) también se ha reducido, cayendo desde el 11,4 % en 2012 al 9,6 % en 2017. Estos son, al menos, dos resultados positivos dentro de un escenario regional más desalentador.
La organización Caritas de Venezuela anunció que en el transcurso del 2018 podrían fallecer por desnutrición unos 280.000 niños. Caritas aseguró que las primeras víctimas de la crisis alimentaria y social en el país fueron los menores de edad.
La organización publicó estudios que revelaron alarmantes cifras: en el 2017 murieron por semana entre cinco y seis niños al año. Además, el 33% de la población menor de edad en el país presentó algún retardo en su crecimiento.
«Las últimas cifras muestran que el 11,4 % de los niños menores de cinco años padece malnutrición moderada o severa. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece el umbral de la crisis de malnutrición infantil en el 10 %, lo que lleva a Caritas a declarar el estado de crisis, en los distritos analizados, ya que se supera este punto», señaló la ONG en referencia a la situación de los estados de Capital, Vargas, Miranda y Zulia.