Dayrí Blanco | @DayriBlanco07
El mundo tiene una percepción negativa de Venezuela. El país es percibido internacionalmente como un Estado fallido y forajido al no ser capaz de garantizar la realización de un proyecto de vida a su población y de no cumplir la ley en el territorio, y por incumplir acuerdos, resoluciones y decisiones suscritas con diferentes organismos.
Se trata de conceptos que definen el Gobierno de Nicolás Maduro en crisis. La internacionalista Giovanna De Michele explicó que el carácter de fallido es una calificación fronteras adentro, pero el de forajido representa un nivel más grave que en 2017 se ha intensificado.
El Estado venezolano ha sido absolutamente criticado por violar institucionalidad formal internacional al desconocer tratados firmados durante este Gobierno o el de Chávez, como la Carta Democrática suscrita en 2001 que ahora se niega a cumplir. Lo mismo hace con el Sistema Interamericano de Derechos Humanos y el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas (Ciadi).
Todo eso ha configurado la fisonomía de un Estado forajido que afecta mucho a la población porque no se genera confianza a nivel internacional, no hay credibilidad, ahuyenta inversión de capitales, y “por eso vemos la gran estampida de jóvenes que se van y mensaje de otros gobiernos preocupados y perturbados”.
Aunque no existen cifras oficiales, De Michele dijo que hay datos que indican que son más de dos millones 500 mil los que se han ido del país desde 1999 cuando comenzó el gobierno de Chávez. “Otros números dan cuenta que en 2016 hubo 18 mil solicitudes de asilo en Estados Unidos, los venezolanos fueron los que más trámites de residencia hicieron en España y se incrementó considerablemente la población venezolana en Panamá”