El 5 de julio de 1811 Venezuela se independizó de España.

El cinco de julio de 1811, Venezuela se convirtió en la primera colonia española de América del Sur, en declarar su independencia. Y así quedó plasmado en el acta que se firmó tres días después, en el Palacio Federal de Caracas.

Hoy se cumplen 211 años de la declaración de la independencia de Venezuela, del yugo español, por eso es fiesta nacional.

El Acta del 5 de julio conforma una declaración de principios, incuestionables y perdurables, y a la vez un programa político del destino nacional. Contiene los fundamentos del proceso independentista de nuestro país, destacándose la voluntad popular soberana y la dignidad nacional que circunscriben a Venezuela entre los países libres del mundo, con máximo derecho natural de afirmarse y salvaguardarse, así como en condiciones de absoluta igualdad.

La festividad marca el aniversario de los hechos del 5 de julio de 1811, cuando los delegados del primer Congreso Nacional Constituyente que se convocó el 2 de marzo,, compuesto por muchos patriotas de la mayoría de las provincias de la Capitanía General de Venezuela, que fueron elegidos por la población de Venezuela.

La historiadora Cira Naranjo de Castillo narra los hechos ocurridos el 5 de julio de 1811 de la siguiente manera.

El Supremo Congreso de las Provincias Unidas de Venezuela, reunido en Caracas desde el 2 de marzo anterior con diputados de las provincias de Caracas, Cumaná, Barinas, Margarita, Mérida, Trujillo y Barcelona, declaró la independencia absoluta de Venezuela.

En esta fecha, por consiguiente, se llevó a cabo un acto jurídico-político trascendental, emanado de la voluntad del pueblo soberano que había elegido a los diputados al Congreso.

Desde mediados de junio, varios de estos, en especial Juan Germán Roscio, Fernando Peñalver, Francisco Javier Yanes, Francisco de Miranda, habían mencionado en sus discursos el tema de la independencia.

En la sesión del 2 de julio, después de haber sido leída la correspondencia oficial del Comisionado de Venezuela en Estados Unidos, Telésforo de Orea, se presentó una «moción sobre la necesidad de la Independencia», la cual quedó apoyada suficientemente.

Los debates se iniciaron durante la sesión del día 3 y continuaron en la mañana del 4; pero, después de haber recibido a una delegación de la Sociedad Patriótica de Venezuela, que apoyaba la moción de independencia, se suspendió el debate a fin de consultar el Poder Ejecutivo plural que formaban Cristóbal de Mendoza, Juan de Escalona y Baltasar Padrón.

En la mañana del 5 de julio, se celebró una sesión secreta para oír el dictamen del Ejecutivo, que fue favorable a la declaración de la independencia. En el curso de la larga sesión pública que siguió, hablaron casi la totalidad de los 36 diputados presentes, algunos de los cuales lo hicieron varias veces.

Pronunciaron amplios alegatos a favor de la independencia los diputados Miranda, Roscio, Peñalver, Antonio Nicolás Briceño, presbítero Salvador Delgado, Manuel Palacio Fajardo, José Luis Cabrera, Juan José de Maya, presbítero José Vicente de Unda, Fernando Rodríguez del Toro, Mariano de la Cova, José de Sata y Bussy, Manuel Plácido Maneiro, y el presidente del Congreso, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, entre otros.

El presbítero, Manuel Vicente de Maya, casi solo en la oposición, sostenía que la declaración era prematura, y también presentaron objeciones los diputados Juan Bermúdez de Castro (aunque este luego modificó su opinión y votó por la independencia) y el presbítero Ramón Ignacio Méndez.

En las barras había un público numeroso, formado en buena parte por miembros de la Sociedad Patriótica, como Simón Bolívar, Miguel Peña y Antonio Muñoz Tébar. Tras varias horas de debate, el presidente Rodríguez Domínguez lo declaró cerrado y se procedió a votar la moción.

El acta expresa que la mayoría por la independencia fue casi unánime, con la «excepción del señor Manuel Vicente de Maya, de La Grita, por las razones que había alegado anteriormente». Entonces, en medio de las aclamaciones de los diputados y los vivas del público congregado en la barra, Rodríguez Domínguez anunció que estaba «declarada solemnemente la Independencia absoluta de Venezuela».Eran las 3 p.m. del 5 de julio de 1811.

De inmediato se formó una manifestación popular, encabezada por Miranda y por Francisco Espejo, con otros miembros de la Sociedad Patriótica de Caracas, que recorrió calles y plazas vitoreando la independencia y la libertad; luego penetraron en el Palacio Arzobispal, a fin de incitar al arzobispo Narciso Coll y Prat a manifestar su alegría por lo sucedido.

Fueron también a la plaza Mayor (la actual plaza Bolívar), donde Miranda, según lo expresa el testigo presencial fray Juan Antonio Navarrete, «tremoleó la bandera de la Libertad e Independencia como teniente general de las Tropas Caraqueñas».

Tan pronto como tuvo conocimiento de la declaración, el Poder Ejecutivo plural, cuya presidencia ejercía ese día 5 de julio Juan de Escalona, dirigió una proclama a los habitantes de Caracas informándoles que el Supremo Congreso de Venezuela había acordado la independencia absoluta.

El mismo 5 de julio el Congreso celebró una sesión vespertina, en la cual se acordó redactar un documento, cuya elaboración fue encomendada al diputado Roscio y al secretario del Congreso Francisco Isnardi (que no era diputado).

En este documento debían figurar «todas las causas y poderosos motivos que nos habían obligado a declarar nuestra independencia para que, sometido a la inspección del Congreso, sirviese de competente acta y pasara al Poder Ejecutivo».

Ese es el documento, conocido como Acta de la Independencia, que aun cuando está fechada en Caracas el 5 de julio de 1811 (porque ese día fue declarada), fue redactada en la noche del día 5 al 6, o en el transcurso del día 6, aprobada el 7 por el Congreso y presentada el 8 al Poder Ejecutivo.




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