La hipérbole es un recurso literario que consiste en exagerar, aumentando o disminuyendo de manera excesiva las cualidades o características de aquello de lo que se habla.Lamentablemente llevamos 22 años aumentando o disminuyendo no las cualidades, sino los defectos en la conducción económica de nuestra ex república, el empobrecimiento progresivo de la población, la destrucción de las fuentes de trabajo, el despilfarro y la corrupción obscena en la administración de los recursos nacionales, la incompetencia, la falta de seriedad y el aventurismo temerario que nos conducen hacia una senda de ingobernabilidad.

Cada uno de estos puntos constituyen extremos en el ejercicio ineficiente del poder, eso a lo cual el filósofo Bovero llamaba kakistocracia o gobierno de los peores. Esta cualidad de negligencia en el poder puede estar conformada por un estado de degeneración de las relaciones humanas en que las organizaciones gubernativas ofrecen toda la gama, desde ignorantes y matones electoreros hasta bandas y camarillas sagaces, pero sin escrúpulos. Este estado puede degenerarse aún más verificando hipérboles en el ejercicio del poder que pueden ser superlativamente peores como la kakocracia, definida por el filósofo argentino García Venturini.Etimológicamente kakos  significa malo, sórdido, sucio, vil, perverso, incapaz, innoble; otra exageración es posible y esa hipérbole en el ejercicio del poder han eclosionado en hacer de Venezuela un verdadero erial.

Venezuela está afectada por un proceso feroz de inflación, la monetización del déficit público es la causa fundamental por la cual ostentamos la mayor inflación del planeta, la producción de dinero sin soporte para la compra de bienes y servicios que no se han producido genera hiperinflación, fenómeno este en el cual el país presenta una larga data siendo la más larga y dolorosa hiperinflación del planeta y con ella defenestrando a la población a la pobreza. No obstante a esta penosa realidad coexistimos con una contracción de la actividad económica, la más pronunciada del planeta. Una contracción que definimos como depresión y que destruyó las tres cuartas partes de la economía nacional.

Años Inflación ( Anual)  BCV
2013 68,5
2014 180,9
2015 274,1
2016 863,1
2017 863,1
2018 130.019,9
2019 9.566,9
2020* 2.351,11
* Corte a Julio / Datos BCV

 

La destrucción de las tres cuartas partes de la economía nacional, nos lleva a realidades cercanas a las de los países africanos, somos una economía destruida más pobre que la de Haití y  cercana a la de Zambia, Nigeria y República Democrática del Congo. Hemos sido defenestrados a la miseria y a la pobreza; el país es una ruina, no hay pulso vital, este especial y doloroso drama nos cuesta la migración forzada de más de cinco millones de desplazados, una situación inédita que importa nuestra inestabilidad y demuestra la inviabilidad del modelo económico impuesto por 22 años.

Años PIB
2019 -28,2
2018 -32,2
2017 -18,8
2016 -25,3
2015 -15,4
2014 -5,1
2013 -4,7
2012 1,0
DATOS BCV

 

Es menester apreciar en el cuadro adjunto, como la contracción de la actividad económica es un proceso ex ante, a la aplicación de sanciones, las cuales apenas están mostrando los efectos y dejando vestigios en el marco de la actividad petrolera, pero el país ha dejado también de producir petróleo de contar con una capacidad instalada de 3,5 millones de barriles de petróleo en el mejor momento del chavismo, mediados del 2006, a tan solo producir 400.000 bdpd, de los cuales solo 100 mil generan caja.

Esta realidad tampoco es atribuible a las sanciones, sino a la descapitalización del talento humano desarrollada en PDVSA, desde 2006, a la negligencia y falta de inversión necesaria en el sector, de ser un país exportador, pasamos a importar gasolina desde la teocracia iraní y esto como consecuencia del desconocimiento por parte de los técnicos iraníes, chinos y rusos aunado al estado ruinoso de nuestras refinerías.

Otra hipérbole, más de este drama que se integra a una incoherencia u oxímoron inaceptable, es que en el país con mayores reservas de petróleo, aproximadamente 380 mil millones de barriles, se convirtió en un país sin la capacidad de producir gasolina y obligados a la indignidad de hacer colas durante días, en donde la corrupción y el arbitraje se convierten en los mecanismos que han sustituido al mercado.

 

La planificación centralizada, sus anacronismos asociados a terminales de placas, límites de litros de gasolina y terminales de cedula, también han colonizado al mercado de los hidrocarburos, lo único que nos era abundante, por razones básicas de ventajas comparativas; se ha vuelto en otra imposibilidad, este país es un infierno de imposibilidades, un entorno asfixiante en el cual lo cotidiano se torna extraordinario.

Es necesario proponer salidas, que hacer el primer día luego de este horror. No podemos responder de manera visceral y automática, de la misma manera de la tiranía; cualquier experimento del día después comporta el desmontaje de los mecanismos de la planificación centralizada y reconstruir el mercado en su capacidad de asignar riquezas. Igualmente es necesario nos reconciliemos con la decencia y la capacidad reflexiva de no volver atrás, de no hurgar en los intersticios del clientelismo, el cual es una condición mucho más lesiva que el populismo.

A estas alturas toda la sociedad, salvo los cohabitantes y quienes se benefician de este entropía, comprenden que el chavismo tuvo y tiene aún la capacidad de hundir al país en el horror y la violencia, el chavismo no tuvo, no tiene ni tendrá la capacidad para comprender como los pueblos crean la riqueza, pero si conocen perfectamente la manera de destruirla, para generar dominación, somos una generación expoliada, rota, deprimida y absolutamente afectada, pero también somos la generación que vencerá a la tiranía, la historia nos juzgara por nuestros actos, seremos pesados por la báscula de la virtud, por esa mano divina, que se narra en el Antiguo Testamento de la  Biblia y que advirtió a Baltazar de Babilonia en un banquete, sobre las consecuencias de los excesos y la soberbia. Esta etapa está por concluir.Pesada ha sido, y determinada su falta de valor, la responsabilidad reside en nuestra parte en la capacidad de no formar parte ni de esta estafa y mucho menos de la simulación que presupone fingir que se le adversa y de manera colateral beneficiarse del drama que atravesamos.

Espero podamos dejar de ser hipérboles en el caos y por el contrario nos convirtamos en una lección integral de la manera de evitar volver al horror, y este escollo en nuestro desarrollo histórico y social.

Debemos encontrar un propósito a nuestras vidas y este propósito reside en la necesidad de desintoxicar el lenguaje de las formas del neologismo chavista, reflexionar desde el punto de vista kantiano la capacidad de decidir no formar parte de este proceso de destrucción intencional y perversa.

La vida nunca se vuelve insoportable por las circunstancias, sino sólo por falta de significado y propósito.”.                                               

Viktor Frankl.




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