Octavio Paz (1914-1998), poeta y escritor mejicano, premio Nobel para la literatura en 1990, decía que “así como una ceguera biológica impide ver, del mismo modo una ceguera ideológica impide pensar”.  En efecto para las personas afectadas por esa patología  –  porque de auténtica patología se trata  –  la ceguera ideológica es como el opio de la mente que atrofia todos los sentidos y convierte a la gente en seres instintivos que actúan sin pensar, que agreden, que insultan, que pretenden silenciar el pensamiento de los demás, que no logran despojarse de ese negativismo dogmático que condicia su forma de ser.

Eso sucede en el campo religiosos y aquí en Europa es un problema que lo vivimos de una manera directa debido a ese incontrolado  movimento migratorio de tanta gente de otro credo que fanaticamente no concibe como pueda haber personas que piensen de una manera distinta. Y eso sucede tambien en el campo político, y la historia ha demostrado como la ideología social-comunista (hay gobernantes que prefieren utlizar el término  “socialista”, ciertamente menos traumatizante) haya ofuscado la mente de sus adictos a tal punto que para ellos es inaceptable pensar de otra manera. En otras palabras, cuando uno es víctima de ese “comunismo mental”, todo se derrumba porque la ideología substituye la realidad. Claro está que, mientras antes esa imposición ideológica se hacía a través de una revolución violenta y sangrienta provocando millones de muertos, ahora y en perfecta  sintonía con ese proceso de adecuación evolutiva según el cual estos métodos salvajes y cruentos usados en la ex Urss o en Cuba, hoy en día serían inaceptables en el mundo, se intenta hacer a través de la imposición de una serie de reformas drásticas encubiertas detrás de una pantalla de falsa democracia. Los resultados son y serán siempre negativos. porque ese concepto utópico de igualdad ficticia, de aparente justicia social es sencillamente inaplicable pero, debido a las enormes diferencias que existen todavía en el mundo y, sobre todo en América Latina, debido a la corrupción y a la deshonestidad de tantos gobernantes, debido a la desesperación de tanta gente que vive solamente de esperanzas,   –   illusoria pero esperanzas al fin  –   de lograr una mundo mejor y un poco más justo,  esa ideología muerta  y enterrada mil veces, porque así lo ha decretado la historia, sigue y seguirá viviendo.

Alex Toqueville, en su tratado “La democracia en América” decía que la democracia y el socialismo se caracterizan por una palabra común que es “igualdad”, pero con una diferencia básica: que la democracia quiere la igualdad en un clima de libertad, mientras que el socialismo quiere la libertad en la opresión y en la  esclavitud.

   Mientras haya entonces intolerancia connatural hacia los que disientan de la opinión oficialista, mientras se siga pensando que los adversarios políticos son traidores de la patria, antinacionalistas y servidores de una potencia extranjera, todos síntomas axiomáticos de una patología política mejor conocida como “ceguera ideológica”, es imposible hablar de auténtica democracia!

Desde Italia –  Paolo Montanari Tigri

 




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