El miércoles y el jueves «hubo fuertes vientos que dificultaron aún más la situación que venimos teniendo. Hay varios frentes activos, estamos trabajando», declaró a la AFP Damián Bollack, subdirector de Defensa Civil de La Pampa, la provincia más afectada por el fuego, a 800 km al sur de la capital.
Allí, así como en el norte de la provincia de Río Negro y al sudoeste de la de Buenos Aires los incendios han consumido alrededor de un millón de hectáreas, unos 10.000 km2, desde fines de noviembre en pleno verano austral.
El pasado fin de semana una tormenta eléctrica desató un nuevo incendio que aún no pudo ser controlado en los parajes de La Adela, a unos 30 km del centro urbano de esta localidad de 4.000 habitantes en el noroeste de La Pampa.
Solo en en esa región dedicada a la cría de ganado se quemaron unas 200.000 hectáreas en cinco días, precisó Bollack.
El fuego devoró campos de pasturas fértiles y causó mortandad de fauna silvestre y de hacienda con pérdidas que se estiman millonarias aunque aún sin cifrar.
Apenas unos 60 bomberos trabajan para combatir el fuego en la zona, que cuenta con un avión hidrante pero que es utilizado exclusivamente para prevención en caso de un foco cerca de un inmueble, explicó.
Las rutas están habilitadas este jueves, aunque no se descarta que puedan volver a cortar el tránsito como sucedió en días pasados, si el humo y las cenizas dificultan la visibilidad.
Marcelo Mosiejchuk, coordinador regional del Plan Nacional de Manejo del Fuego, afirmó que tienen «muchas dificultades» para combatir las llamas por los fuertes vientos en la zona y la alta combustión de los pastizales.
El miércoles «tuvimos vientos de 40 y 50 km por hora que despertaron los focos. Hay tres grandes focos alrededor de La Adela y hay un flanco abierto de 40 km de largo», precisó el funcionario en declaraciones al canal Todo Noticias.