La Virgen del Valle, (Foto cortesía).
La Virgen del Valle está de fiesta, pues este 8 de septiembre se cumple un nuevo aniversario de su coronación canónica, efectuada en 1911. Pero la relación entre los margariteños y su patrona se remonta a varios siglos atrás. Conozcamos a continuación un poco más de su interesante historia.

Llegada a Venezuela

Los orígenes de la Virgen del Valle se remontan a los inicios del período colonial venezolano. Se trata de la imagen mariana más antigua de nuestra historia.
Algunas leyendas refieren que los indios guaiqueríes de Margarita encontraron la escultura en un arbusto y la llevaron a una cueva para rendirle culto.  Pero el registro histórico más fiable refiere que la imagen de poco menos de un metro de altura llegó hacia 1529 a Nueva Cádiz, capital de la isla de Cubagua, para adornar la iglesia local. Nueva Cádiz fue la primera ciudad fundada en Venezuela y para ese entonces pasaba por una etapa de gran prosperidad gracias a la lucrativa industria de las perlas.
Pero la bonanza de Nueva Cádiz finalizó pocos años después tras el agotamiento de la industria perlífera perlas y un fuerte maremoto que destruyó la ciudad en 1541, lo que forzó el traslado de la Virgen a la cercana isla de Margarita por iniciativa del sacerdote Francisco de Villacorta. La imagen llegó al actual Valle del Espíritu Santo en 1542 y se la albergó en una humilde capilla de barro, origen de la moderna basílica de la que hablaremos más adelante. Desde entonces, los fieles empezaron a conocerla como “la Virgen del Valle”.

Proezas y milagros

A lo largo de los siglos, la Virgen del Valle ha obrado innumerables milagros para sus fieles. El más antiguo conocido ocurrió en 1608, cuando una fuerte sequía asoló Margarita. Cuando la imagen fue llevada en procesión hasta las murallas de La Asunción (actual capital del estado Nueva Esparta), estalló una abundante lluvia que aplacó la sed de los isleños.
A esta advocación mariana también se la conoce como “la Virgen Patriota” por el importante rol que jugó durante la Guerra de independencia a favor de la causa emancipadora. Se cuenta que la propia Virgen del Valle asistió a los heridos y moribundos de la batalla de Matasiete (31 de julio de 1817) y que el  jefe patriota Juan Bautista Arismendi se salvó milagrosamente de la muerte cuando un escapulario mariano que llevaba en el pecho detuvo el impacto de una bala enemiga. Agradecido, Arismendi hizo cubrir el proyectil de oro para ofrecérselo a la patrona de Oriente.
Pero quizás el prodigio más conocido atribuido a la Madre de Dios sea el llamado “milagro de la perla”. En cierta ocasión (la historia no precisa cuándo), un pescador de perlas llamado Domingo sufrió una picadura en el muslo por parte de una raya.  Como la herida devino en gangrena, se pensó en la amputación de la pierna para salvar la vida del pescador, quien pidió a la Virgen que le devolviera la salud a cambio de ofrecerle la primera perla que capturara en el mar. Tras sanar, Domingo encontró en el fondo marino una ostra con una perla en forma de pierna en su interior. Esta joya puede apreciarse hoy en el Museo Diocesano de la Virgen del Valle, ubicado en Margarita y que abrió sus puertas en 1989.
La “Virgen Bonita” es una de las advocaciones marianas más queridas de los venezolanos. Es patrona de Margarita, del oriente venezolano y de los pescadores. El 8 de septiembre de 1911 tuvo lugar su coronación canónica por parte del entonces obispo de Guayana, monseñor Antonio María Durán, y desde el 16 de marzo de 1981 es también patrona de la Armada Nacional de Venezuela. Su única visita a Caracas, por cierto, tuvo lugar en 1955, cuando se la trasladó a la capital durante diez días para ser proclamada patrona de la “Semana de la Patria”, máximo evento propagandístico del régimen de Marcos Pérez Jiménez.
Coronación canónica de la Virgen del Valle realizada el 8 de septiembre de 1911
El templo que hoy alberga la imagen mariana es de estilo neogótico, se construyó entre finales del siglo XIX e inicios del XX y fue elevado al rango de “Basílica Menor”  por el papa Juan Pablo II en 1995.
Las fiestas de la Virgen del Valle empiezan el 1 de septiembre, cuando la escultura desciende de su nicho ubicado detrás del altar mayor. El 8 de septiembre (día de la Natividad de la Virgen y aniversario de la coronación canónica) la imagen sale en procesión al final de la tarde. Luego permanece en un trono dentro de la basílica y al alcance de los fieles durante los siguientes tres meses. El 8 de diciembre (día de la Inmaculada Concepción) regresa a su nicho habitual hasta las celebraciones del próximo año.



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