Dos hombres detuvieron su motocicleta la tarde del 17 de agosto en la avenida Delicias, de Maracaibo. El ocupante del asiento trasero se bajó, entró presuroso a una licorería cercana, sacó su arma y mató de un tiro en la cabeza a un trabajador del comercio e hirió a otro, antes de huir. El ataque fue parte de una extorsión.
Dentro del negocio, se halló un panfleto en el que un grupo criminal liderado por un delincuente apodado “El Yiyi” se declaraba autor intelectual del atentado, reseña la Voz de América (VOA).
Una comisión mixta de militares y policías arrestó en flagrancia, 72 horas después, a tres hombres de la misma banda que estaban a punto de realizar un atentado similar contra un negocio del centro comercial Gran Bazar, en el centro de la ciudad.
En su posesión, tenían una granada fragmentaria. Los detenidos se encargaban de recopilar información sobre las víctimas de las extorsiones, llamar a comerciantes para forzarlos a pagar altas sumas de dinero y realizar atentados, informaron las autoridades.
Aquel asesinato en la licorería es la cúspide de una montaña cada vez más alta de hechos de inseguridad que impactan a los empresarios del Zulia, el estado más poblado de Venezuela.
Según el diario digital El Pitazo, extorsionadores hicieron explotar granadas en 11 negocios de la región, limítrofe con Colombia, durante los ocho primeros meses de 2022.
Dos días después del homicidio dentro de la licorería, ocho hombres arrojaron una granada y dispararon contra la fachada de un supermercado de Ciudad Ojeda, en la Costa Oriental del Lago, a decenas de kilómetros de Maracaibo. En el hecho, murió un policía.
Apenas cuatro días después de ese hecho, otro grupo de extorsionadores lanzó una granada fragmentaria contra una ferretería recién inaugurada en otro municipio zuliano, Cabimas.
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