Foto Referencial

A un 80 por ciento, supera el nivel de rechazo hacia el chavismo, desde que asumió el poder en 1998, consideran los que creen que se debe votar en las elecciones presidenciales del 20 de mayo. Es la principal razón que justifican para motivar a la participación, y obviar la falta de garantías y la parcialización del Consejo Nacional Electoral.

La experiencia abstencionista en Venezuela ha sido negativa, arguye Eglée González Lobato, doctora en Ciencias Políticas y directora del Proyecto Entendimiento Nacional. “En 2005 permitió que se construyera un Parlamento monocolor, que dictó un entramado de normas y leyes, y logró la sumisión del Poder Público con la designación parcializada del Tribunal Supremo de Justicia y del Consejo Nacional Electoral”, subrayó.

Para González es incomprensible que con el alto rechazo que tiene el gobierno la decisión sea no votar: “El venezolano está cayendo en la desesperanza. El voto puede ser el impulso que lleve a la recuperación del país, que permita un cambio que ayude a la reinstitucionalización del Poder Público y así volver al orden constitucional”.

No se ha explicado razonablemente por qué el ciudadano debe dejar de expresar con su voto el rechazo a Maduro. «La MUD tiene un silencio demandable”, aseguró.

Se debe trabajar para que la gente pierda el miedo a votar, agrega. “El fraude electoral no se ha comprobado; lo que sí se ha demostrado son unas actuaciones escandalosamente parcializadas del CNE para favorecer al gobierno. Cuando se le dice a los electores que voten es porque si se enciende ese sentimiento de participación masiva y se cumplen los protocolos electorales es muy difícil que el gobierno manipule los resultados”, recalcó.

«Un disparate que la oposición no participe»

Carlos Raúl Hernández, profesor universitario y doctor en Ciencias Políticas, señaló que no se entiende cómo la oposición, que logró grandes triunfos a través del voto, no participe. “Es un disparate que no tiene justificación. Es un proceso que presenta condiciones similares a las de 2015”, subrayó.

Alertó que la única fuerza que puede derrotar a Henri Falcón es la propia oposición: “El gobierno no derrota a nadie; está contra el suelo. Si el sector abstencionista de la oposición convence a la gente de no votar, yo lo que creo es que se puede producir un resultado pírrico a favor del gobierno”.

Recalcó que las dictaduras caen a consecuencia de procesos electorales. “La abstención lleva a la entronización del totalitarismo. Las únicas dos experiencias abstencionistas recientes son las de Nicaragua, donde Daniel Ortega logró la eliminación de candidatos, y lo mismo en Irán, donde el triunfo de Mahmud Ahmanideyad hace 10 años se debió a que la oposición decidió abstenerse luego de que masivamente se inhabilitaron candidatos”, explicó.

“No se debe sufragar porque

el proceso no es legítimo”

Quienes consideran que no se debe votar en las elecciones presidenciales fundamentan su posición en el hecho de que el proceso no es legítimo. Señalan que Nicolás Maduro debe salir del poder para que luego de un proceso de transición se convoquen unos comicios con todas las garantías.

El politólogo Pedro Urruchurtu cree que el 20 de mayo no hay una elección. “Lo que hay es el final de un proceso que deslegitima definitivamente al régimen, por lo que a partir de ese momento hay que presionar en tres frentes: el institucional, el internacional y el ciudadano. En Venezuela, mientras Maduro siga en el poder no va a haber elecciones transparentes”, dijo.

Afirmó que a partir de esa fecha el país se queda sin gobierno: “La comunidad internacional reconoce que va a haber cualquier cosa menos una elección; lo que viene es un fraude cantado y la gente está muy clara en eso. El venezolano quiere votar, pero en Venezuela, tal y como están las cosas, no se elige”.

No se trata de votar o no votar, sino entender que la vía electoral está cerrada. “Ese día no se vota porque no se escoge nada. No hay manera de poder decir que quienes participan como candidatos puedan ganar porque es un proceso controlado por el régimen. Lo que va a traer es una profundización de la crisis del modelo que el chavismo propone”, puntualizó.

Dijo que en 2015, cuando la oposición ganó las parlamentarias, hubo más garantías y no tenían por encima un órgano supraconstitucional como la asamblea nacional constituyente. “Con este gobierno no hay salida electoral. Rescatarla pasa por presionar para que haya elecciones genuinas otra vez en Venezuela”, subrayó.

Alfredo Coronil Hartmann, abogado y politólogo, advirtió que no votar es más que un problema de practicidad que de conciencia. «Si la comunidad internacional desconoce el proceso, no se podrá contrariar su posición porque se le dificultará cualquier acción posterior”.

“Se trata de escoger entre ponerse de una vez colorado o seguir jipato, como dicen en el llano. Hay que darle un palo a la lámpara y provocar la transición. Si Venezuela apoya un amañado proceso electoral, lo que va a ser es mantener a un Estado que ha sido deformado de manera despreciable. La solución es una transición que reinstitucionalice al país, que cree las condiciones para una elección abierta con toda la vigilancia internacional necesaria y con garantía plena de que no va a haber fraude electoral”, manifestó.

Coronil opina que la salida electoral es una falacia: “Hay mucha gente bienintencionada que cree que el voto es la panacea, pero lo es en una democracia, no en un régimen marcado por la arbitrariedad. Lo que hay que hacer sentir es la protesta masiva de todo el pueblo venezolano”.

Con información de El Nacional




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.