El próximo 7 de noviembre llegará al mercado la nueva Xbox One X. La primera consola de Microsoft con soporte 4K nativo a 60 fps para juegos es una realidad de la que ya conocemos todos los detalles.
Si definimos a la nueva Xbox One X como la consola de sobremesa más potente hasta ahora, no es por capricho. Su ficha técnica es toda una declaración de intenciones a nivel de fuerza bruta para alcanzar el objetivo principal marcado por Microsoft: juego nativo a 4K. Estamos ante la respuesta de la compañía de Redmond a la PS4 Pro de Sony.
Para alcanzar tal desempeño, Microsoft ha rediseñado el interior de la consola y muchos de los componentes, en la mayoría de los casos de la mano de AMD y con diseños exclusivos. El procesador se compone de ocho núcleos Jaguar modificados y que trabajan a una frecuencia de reloj de 2,3 GHz.
Sin embargo, el verdadero golpe de Microsoft (y AMD) está en la GPU, que alcanza una potencia de 6 TFLOPs (aquí todos los detalles de qué significa esto), lo mismo que una GTX 1070 de Nvidia y lejos de los 4 TFLOPs de la PS4 Pro, pero mucho más de la Xbox One S, que está por debajo de 1,5 TFLOPs.



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