“No sacaremos a la gente de la pobreza para que sean escuálidos” Héctor Rodríguez
“Mientras más uno consigue pobreza, hay más lealtad a la Revolución y amor por Chávez…” Tareck El Aissami
“General, usted todavía no ha entendido la revolución. Para mantener a la revolución, a los pobres hay que mantenerlos pobres por mucho tiempo, porque ése es el piso político de la revolución. Si nosotros acabamos con la pobreza y los pobres pasan a ser clase media, toda esa gente que se convierta en clase media será el enemigo que la revolución… Jorge Giordani dirigiéndose al General Guaicaipuro Lameda
para el régimen se hace necesario que haya pobreza para mantenerse en el poder
He aquí el verdadero leitmotiv de este zaperoco denominado “socialismo del siglo XXI”, pues a todas luces -o a la falta de ésta- 18 años son más que suficientes para demostrar que para el régimen se hace necesario que haya pobreza para mantenerse en el poder mediante su gastada y manipuladora retórica.
El hecho que nos gobierne el pésimo régimen que tenemos hoy, nos indica la falta de educación de nuestra población. Y este es el punto en el cual ingresamos al espiral del atraso, a ese círculo vicioso que no se romperá hasta que llegue ese ansiado y merecido momento en el cual asuman las riendas del país los dirigentes más honestos, capacitados y preparados, pues actualmente, y visto el resultado de todas esas demagógicas misiones de «formación emancipadora», o de Bonos “Si te preñan ganas” o “Ponte tu careta en carnaval” tan sólo nos demuestra que no les conviene un pueblo educado sino adoctrinado, ya que un pueblo bien formado, con capacidad de discernir y de exigir no dádivas, sino un empleo que les permita dignificar su existencia, no votaría nunca por este perverso sistema ni por sus dirigentes.
El miedo y el fervor son dos pilares muy sólidos del régimen, el cual se consolida cuando ese temor se adueña del pensamiento de la ciudadanía; y ya se siente que la desilusión ha permeado, ha alcanzado a la clase media – ahora media clase- la cual se ha visto reducida, arrinconada, mermada y por supuesto, atemorizada, al punto que ya se avizora ese espectro de que el que puede se va…y el que no se empobrece.
La presente fractura social que tardará años en sobrellevarse puede facilitar la manipulación de los «excluidos», sumidos en la desesperación de sus necesidades apremiantes, por parte de lo que quede de esa vanguardia irredentista de esta absurda revolución.
Y ante los desbordes de ilegalidad y violencia, podría hacerse apremiante una demanda de orden represivo.
Y tal vez, quizás, a lo mejor, será allí, y en ese entonces, donde deberá levantarse nuestra voz, para gritar -de ser necesario- que la democracia debe recuperar el terreno perdido, y retornar a su verdadera vocación.
De allí pues, ya se avizora una convocatoria nacional, para trabajar arduamente y lograr fracturar ese espiral retrógrado, ese círculo infernal del pueblo que elige mal, lo que demuestra la inherencia inmediata de la educación en la democracia.
Y esto no es una utopía, es un deber y una necesidad de todos y cada uno de los que anhelamos y merecemos un país de primera.
Pensamos que estos terribles años han resultado todo un aprendizaje, al replantearnos la democracia no como una garantía de abundancia, de tranquilidad, sino como una forma de vida; que ella no solucionará todos los problemas, pero de ella surgirán las alternativas para las deliberaciones y decisiones apropiadas y cónsonas con el bienestar del ciudadano.
Preparémonos entonces para una aventura colectiva, sin rencores ni temores, y alejemos de una vez por todas aquellas expresiones gatopardeanas, pues ya nada será igual.
