La escritora venezolana Yolanda Patín. (Foto Cortesía)

La poesía es «un andar que no se debe detener», «una búsqueda incesante que solo se termina con la muerte», asegura Yolanda Pantin, XVII Premio Casa de América de Poesía Americana, que recogerá hoy en Madrid en una ceremonia en la que leerá poemas de la obra ganadora, «Lo que hace el tiempo».

«Me sorprendió mucho que me dieran el premio porque las pocas veces que he participado en concursos lo he hecho con la certeza de que son azarosos. Me presenté porque me parecía que el libro tenía algo que decir. La llamada para decirme que había ganado fue uno de los momentos más importantes por la alegría de lo inesperado», asegura la venezolana en declaraciones a Efe.

Pantín (Caracas, 1954), que recibirá su premio de manos del presidente del jurado, el poeta español Luis García Montero, explica que «Lo que hace el tiempo» (Visor), es «el mellizo» de «Bellas ficciones» (2016), «un desprendimiento» de este.

«Podrían haber formado parte de él, pero no quise violentar su estructura. Me ha costado muchos años y tiene que ver con escuchar con atención y traducir eso en palabras y decirlo de una forma transparente. Eso es lo que los hermana porque los otros son muy duros, con balbuceo, tartamudeantes, y en estos el lenguaje está limpio», detalla.

«Lo que hace el tiempo» es, en cualquier caso, «el último de un camino muy largo. Lo que tengo que hacer es continuar y seguir buscando. Se abren enormes preguntas y posibilidades en el lenguaje. Habrá otros retos que estoy dispuesta a tomar», declara.

Ya tiene «algunas anotaciones» para «el próximo camino» porque la poesía, destaca, «es un andar que no se debe detener. Aunque pasen muchos años entre un libro y otros la búsqueda es incesante, solo se termina con la muerte».

La poesía, sostiene, «está atravesada por muchas cosas pero al final es una excavación interior, una cosa tozuda que insiste e insiste hasta que se logra ver algo».

En su vida, dice, ha hecho muchas cosas, pero a lo único que le ha sido siempre fiel es a la poesía, por eso se ríe cuando lee que es dramaturga: «escribí una pieza, ‘Monólogo poético’, pero no he vuelto a hacer nada».

Lo que sí le gusta mucho y a lo que ha dedicado tiempo es a la literatura infantil pero, afirma, en Venezuela «es muy difícil escribir para niños, porque la producción es costosísima, milmillonaria».

La vida en Venezuela, asegura, es «muy complicada»: «Me ha mandado un mensaje mi hija -ella ha estado los dos últimos meses viviendo con su hijo en Dallas- y me ha dicho que fue al automercado y no había nada en los estantes».

«La situación es muy preocupante, no le veo futuro. Son dos modelos enfrentados y la guerra es a muerte. Soy absolutamente antichavista y lo digo para que no haya dudas», subraya la poeta, para la que la vida cotidiana «es muy difícil, muy dura y trabajosa, como para el resto de la gente». EFE




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