Se trata de una enfermedad común cuya causa exacta aún no se ha dilucidado, pero se han identificado algunos factores relacionados: El estrés, hormonales (por su aparición durante períodos menstruales), deficiencias nutricionales, alteraciones inmunológicas.
Se caracteriza por la aparición espontánea de una a múltiples úlceras muy dolorosas de tamaño variable, las cuales suelen aparecer en todas las zonas móviles de la boca, como lo son: cara interna de mejillas, lengua, piso de boca y paladar blando. Se aprecian como depresiones de bordes rojizos, pero el centro con tono amarillento que muchas veces tienden confundirse con secreción purulenta e interpretada como proceso infeccioso. Existen tres formas de presentación clínica: Ulceras pequeñas (de 2 a 5 mm) pero múltiples, úlceras agrupadas en forma de racimo y úlceras grandes (mayores a 1 cm) que deben diferenciarse de otras patologías, entre ellas, de carácter maligno.
El diagnóstico se realiza a través del examen clínico y la historia de recurrencia, sin embargo, se indican pruebas de laboratorio para determinar contaje de células blancas, hemoglobina, hierro sérico y así corroborar la posible disminución de estos valores que puedan estar causando la aparición de la enfermedad.
Ante la presencia de síntomas gastrointestinales debe comentarle al especialista, pues la Estomatitis Aftosa acompaña a ciertos trastornos del sistema digestivo.
Para el tratamiento se indican mezclas de componentes que deben ser indicadas por el odontólogo tratante. La automedicación en muchos casos agrava la condición y enmascara las lesiones, retrasando la remisión. Igual evite remover la membrana amarillenta que las recubre, ya que sirve de medio natural para la cicatrización y retirarla con frecuencia hace crónica la condición.
Lo más recomendable es siempre acudir al profesional en el momento de aparición, para así garantizar el diagnóstico y tratamiento idóneo para cada paciente.
