El 2 de noviembre la Iglesia católica lo instituyó como el Día de los Fieles Difuntos, por lo que la fecha se dedica especialmente a la oración por aquellas almas que han dejado la tierra.

Para la iglesia, se trata de una conmemoración, un recuerdo en favor de todos los que han muerto en este mundo (fieles difuntos), pero aún no pueden gozar de la presencia de Dios, porque están purificando, en el purgatorio los efectos que ocasionaron sus pecados.

En Venezuela tradicionalmente este es el día en que los cementerios tienen mayor número de visitantes, pues la mayoría de las familias quieren rendir tributos a sus deudos que descansan en paz.

Un ramo de flores sobre la tumba, o simplemente una oración por el alma del difunto, es la motivación especial para visitar los camposantos todos los 2 de noviembre de cada año.

Adicionalmente en las iglesias se mandan a oficiar misas por el eterno descanso de los fallecidos, especialmente por el de los familiares.

Esta tradición venezolana es contraria a la de otras naciones del continente, donde los ciudadanos aprovechan la efemérides para rendirle culto a la muerte.

Durante el Ángelus del 2 de noviembre del año 2014, el papa Francisco recordó que tanto la solemnidad de todos los santos, celebrada el primero de noviembre, como el Día de los Difuntos, dos celebraciones que están íntimamente unidas entre sí.

El Sumo Pontífice citó que la alegría y las lágrimas encuentran en Jesucristo una síntesis que es fundamento de la fe y de la esperanza. Es decir, por una parte la Iglesia, peregrina en la historia, se alegra por la intercesión de los santos y los beatos que la sostienen en la misión de anunciar el Evangelio; por otra, ella, como Jesús, comparte el llanto de quien sufre la separación de sus seres queridos. “Y como él y gracias a él, hace resonar su acción de gracias al Padre que nos ha liberado del dominio del pecado y de la muerte”.

Comentó en esa oportunidad el papa, que el recuerdo de los difuntos, el cuidado de los sepulcros y los sufragios son testimonios de confiada esperanza, arraigada en la certeza de que la muerte no es la última palabra sobre la suerte humana, puesto que el hombre está destinado a una vida sin límites, cuya raíz y realización están en Dios.

Igualmente señaló que la tradición de la Iglesia siempre ha exhortado a rezar por los difuntos, en particular ofreciendo por ellos la celebración eucarística, que es la mejor ayuda espiritual que se puede dar a sus almas, especialmente a las más abandonadas.

OTRAS CELEBRACIONES

En países como México, Bolivia, Perú, Ecuador y Guatemala, donde existe una gran población indígena, el 2 de noviembre se honra a los muertos, por lo que se debe realizar una celebración especial.

En la mayoría de estas naciones las familias preparan los platillos favoritos de sus deudos fallecidos y las ponen sobre una especie de altar, donde también está su foto, bajo la creencia de que irá a compartir del festín.

En el 2008 la Unesco declaró la festividad como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

CELEBRACIÓN DISTINTA POR COVID-19

Por estar en plena pandemia del COVID-19, este año la celebración del Día de los Fieles Difuntos será diferente en todo el mundo.

Los ciudadanos tienen que respetar las medidas de bioseguridad para evitar contagios con la enfermedad, por lo que seguramente habrá más control en los cementerios, para evitar aglomeraciones.

Las misas, como ha venido ocurriendo en los últimos meses, se harán con los templos cerrados y transmitidas por redes sociales.




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