De enero a junio del presente año murieron 59 presos en centros carcelarios del país, según el balance presentado por el Observatorio Venezolano de Prisiones.
Humberto Prado, coordinador general del OVP, informó que en enero contabilizaron 20 fallecimientos, 11 en febrero, 6 en marzo, 14 en abril y 8 en junio. «La mayoría murió por violencia, predominando el uso de armas de fuego. Los demás padecieron enfermedades asociadas a distintas patologías y a la desnutrición, derivada de la crisis alimentaria que sufren los privados de libertad».
Prado recalcó que los presos mueren de hambre, o por enfermedades como hepatitis, tuberculosis, malaria, entre otras. En El Dorado mueren los presos y sus familiares no reciben ninguna notificación por parte de las autoridades, sino que se enteran a través de los parientes de otros reclusos, y cuando acuden les informan que ya el cuerpo ha sido sepultado en fosa común.
El delito que predomina en la población carcelaria es el robo (65%), 20% está preso por drogas y 10% por homicidio.
En ocho años que tiene de creado el Ministerio del Servicio Penitenciario han muerto mil 800 presos y 2 mil 700 resultaron heridos. Al calificar la gestión de la ministra Iris Varela, Prado dijo que es un caos. “Pasan dos cosas, el preso que entra bueno sale malo, y el que entra malo sale peor, porque no hay estrategia de reeducación para reinsertar al hombre a la sociedad cuando recupera la libertad».
En las cárceles hay una pena de muerte no decretada, aseveró Prado. Sostiene que en materia carcelaria no bastan las buenas intenciones. Se necesita personal especializado, gerencia, experticia, disposición, porque con los seres humanos no se debe experimentar. El que comete un delito debe ir a prisión, pero el Estado debe educarlo para reinsertarlo en la sociedad.