4 de febrro de 1992. (Foto Archivo)

El régimen de Nicolás Maduro hoy celebra con bombos y platillos la asonada militar de aquel fatídico cuatro de febrero de 1992, pero los venezolanos conscientes de todas esa tropelía y quienes no se arrodillan por un bozal de arepas, saben que no hay nada que celebrar, por el contrario mucho que recordar con dolor, sobre todo por aquellos quienes perdieron a sus seres queridos, en una lucha desigual.

El martes cuatro de febrero de 1992, un grupo de militares ejecutó un intento de golpe de Estado en Venezuela, contra el entonces presidente constitucional Carlos Andrés Pérez. El intento golpista no logró sus objetivos y los rebeldes se rindieron. Entre los oficiales rebeldes que comandaron esta maniobra se encontraban, principalmente, cuatro tenientes coroneles del Ejército: Hugo Chávez Frías, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta Chirinos, Jesús Miguel Ortiz Contreras y Jesús Urdaneta.

Este evento transformó radicalmente la vida política venezolana, introduciendo nuevos actores en la escena: de estos cuatro protagonistas, el primero fue presidente de la república desde 1999 hasta 2013; sin embargo, Arias también ha incursionado en política: fue electo gobernador del estado Zulia, candidato presidencial en 2000 -compitiendo con su propio excompañero Hugo Chávez-, ha sido nombrado embajador de Venezuela en la ONU, activista en la conformación del PSUV y desde 2012 es nuevamente gobernador del estado Zulia. Acosta ha mantenido un bajo perfil, mientras que Urdaneta se ha convertido en un crítico de las políticas llevadas a cabo por el gobierno de Chávez.

Todos los participantes en esta acción fueron llevados a prisión por su actuación en el hecho, siendo su causa posteriormente sobreseída y liberados dos años después, durante la presidencia de Rafael Caldera.

En el intento de golpe militar participaron 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados»

La movilización militar se inició el 4F, cuando Pérez regresaba del Foro Económico Mundial de Davos, Suiza. Gracias a la oportuna actuación del jefe y supervisor de la Escolta Civil presidencial, comisarios de la DISIP Hernán Fernández y Ángel E. Sierra Sánchez y el jefe de la división general de investigaciones, Jesús Barrientos habían hecho respectivamente adelantos de un supuesto rumor de insubordinación, trabajo que se le fue entregado al comandante del ejército el general Heinz Azpurua de los militares miembros, así como también del Ministro de la Defensa, Fernando Ochoa Antich, quienes contaban con el apoyo de tres funcionarios más de la DISIP, coronel Gerardo Dudamel y de la compañía EDECÁN, de turno, el presidente Pérez logra por la actuación de todas estas personas (miembros de la Escolta Civil presidencial) refugiarse exitosamente en el Palacio de Miraflores. Gracias a Hernán Fernández y Jesús Barrientos (exjefe del grupo de Escolta Civil en el primer mandato del presidente Pérez) , el presidente Pérez consigue llegar a la estación de televisión Venevisión, desde donde se dirigió al país en dos ocasiones para informar sobre la situación.

PROHIBIDO OLVIDAR

Pero la asonada de ese entonces dejó muchas víctimas, entre ellas una niña de nueve años.

Noelia Lorenzo Parada: Tenía 9 años de edad. Recibió una bala de FAL en la cabeza cuando los Insurgentes iniciaron la toma de Miraflores, vivía en La Avenida Sucre era una alumna brillante del Colegio Teresiano de La Castellana. Era la hermanita mayor de tres niñas de una familia Uruguaya, era también una excelente alumna en la Escuela, hoy tuviera 21 años de edad.

Echarta Gaiska. Tenía 20 años y era estudiante de Ingeniería. Recibió una bala de FAL cuando los insurgentes iniciaron el asalto a la Carlota.

Migdalia Antonia Delgado de Marquina: Tenía 30 años y era Dirigente Estudiantil. Recibió un disparo de FAL en la cabeza, disparado por los rebeldes en La Base Aérea La Carlota, su hijo de 3 años recibió una herida rasante de FAL en la cabeza. Dejó otro hijo en aquel entonces de 6 años. Era hija del Jefe Civil de Chacao.

Hugo Orlando Villarte Mejías: Tenía 40 años. Trabajador de la Torre La Primera. Muerto a balazos por francotiradores en el “23 de Enero”.

José Enrique Ordaz. Tenía 44 años, era Escenógrafo de Arte TV, recibió un balazo en la espalda cuando militares insurgentes dispararon repetidas veces desde el Museo Histórico Militar en la parroquia “23 de enero” durante la revuelta del 4 de febrero, falleció el día siguiente en el Hospital Militar.

Gerson Gregorio Castañeda: tenía 26 años y era Agente de la DISIP adscrito a la División de Patrullaje Vehicular, muerto en La Casona cuando los Insurgentes atacaban las casas aledañas a la Residencia Presidencial.

Edicto Rafael Cermeño Joves: Agente de la DISIP, muerto en La Casona.

Jesús Rafael Oramas: tenía 30 años y era Agente de la DISIP, adscrito a la División de Patrullaje Motorizado, resulto muerto a balazos en La Casona.

Jesús Aponte Reina: tenía 21 años era Agente de la Policía Municipal de Sucre, falleció al recibir un impacto neto de Mortero cuando los Insurgentes atacaban las residencias aledañas a la Residencia Presidencial de La Casona.

José Aldana: Cabo II de la Policía Metropolitana, muerto a balazos por los Tupamaros en La Cañada, Parroquia “23 de Enero”.

Franklin Alexis Vega: Agente de la Policía de Valencia, Estado Carabobo.

Wilmer Díaz: Agente de la Policía de Valencia, Estado Carabobo.

Deivis Peña Juárez: Cabo Segundo de la Guardia Nacional.

Elio José Gamboa: Cabo Segundo, Guardia de Honor.

Miguel Escalona Arriechi: Guardia de Honor.

Jesús Alberto González: Guardia de Honor.

Julio Peña Labrador: Guardia de Honor.

Jesús Santiago: Capitán (Ej).

Fernando Cabrera: Subteniente (Ej).

Pablo Linares: Sargento Técnico (Arv)

Celso González: AT de la Aviación.

José Salas Ramírez: Distinguido (Ej).

José Ramón Noguera: Soldado (Ej).

José Nieves: soldado (Ej).

Jesús G., Rodríguez: Distinguido (Ej).

Luis García: Distinguido (Ej).

Guerras Montes de Oca: soldado (Ej).

Hernández Herrera: Soldado (AV)

César Castillo: Soldado (Ej).

Wilmer Molina: Soldado (Ej).

EL 4 DE FEBRERO: LA MUERTE DE LA DEMOCRACIA Y EL NACIMIENTO DEL AUTORITARISMO

La antesala de una tragedia nacional. El 4 de febrero de 1992, día del intento de golpe de Estado perpetrado por Hugo Chávez, fue la fecha que marcó la muerte anunciada de la democracia y el nacimiento de un modelo autoritario, que hoy somete a los venezolanos.

A 28 años de esa fecha, que dejó tristeza, confusión y desunión, el balance es desalentador, de acuerdo con especialistas. “Ese día nace la catástrofe que vino a Venezuela en los 20 años posteriores”, afirmó el analista político, Fernando Spiritto.

Esta rebelión, denominada Operación Zamora, rompió con más de 30 años de tradición democrática dentro de las Fuerzas Armadas, señaló Fernando Ochoa Antich, ex ministro de Defensa de la época.

“Desde ese día la Fuerza Armada perdió el rumbo y nos ha conducido a esta trágica situación que estamos viviendo”, resaltó.

Para el politólogo Daniel Arias la significación cultural y política del 4-F es enorme. “Destruyó la idea que estaba arraigada en la época que los golpes de Estado eran cosas del pasado y nunca más iba a haber una rebelión militar”, indicó.

Un hecho que se pudo evitar

El descontento social y de la Fuerza Armada tiene sus raíces en el 18 de febrero de 1983, ese “Viernes Negro” que marca una crisis económica. Esto, llevó al estadillo social del 27 de febrero de 1989, con “El Caracazo”, y concluyó el 4 de febrero de 1992 con una rebelión militar, según los analistas.

Sin embargo, este golpe, que tuvo alrededor de cinco horas de duración, pudo haberse evitado, aseguró Ochoa Antich.

“El general comandante del Ejército, Pedro Rangel Roa, recibió la información precisa a las 11:00 am del 3 de febrero de que esa noche iba a haber un golpe. No me informó a mí ni acuarteló a todas las unidades de Venezuela”, mencionó.

El fracaso: Chávez no combatió

Al general dejar en la oscuridad al ministro y acuartelar solo a la guarnición de Caracas, dejó la puerta abierta a los rebeldes. Los entonces tenientes coroneles Hugo Chávez, Francisco Arias Cárdenas, Yoel Acosta, Jesús Urdaneta y Jesús Ortiz encabezaron el movimiento. Fueron seguidos por 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101 sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados, pertenecientes a las guarniciones militares de los estados Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal.

“La razón del fracaso del golpe fue porque Chávez no combatió, se encerró en el Museo Militar. Al no combatir hubo tiempo para que las fuerzas leales a la Constitución pudieran reaccionar, porque inicialmente fuimos sorprendidos”, precisó el general retirado.

Calificó esta acción del fallecido presidente como “un grandísimo error de él y falta de valor”, que permitió “para suerte de los venezolanos”, que se controlara la acción.

“De manera inexplicable, él permitió que sus subalternos combatieran y permaneció sin movilizar sus tropas. Si ataca Miraflores posiblemente lo toma porque no habíamos reaccionado suficientemente”, agregó.

El que se rindiera, no obstante, evitó que la cifra de fallecidos y heridos fuera superior. Según cifras oficiales, ese día se registraron 32 muertos y 95 heridos, aunque otros datos hablan de entre 143 y 300 fallecidos.

Errores de la política: la llegada de un presidente

Aunque el golpe fue derrotado casi de inmediato, quedaron unidades que permanecieron en la insurrección. Esto llevó a que se cometiera un error político que mejoraría la imagen del entonces teniente coronel de 37 años de edad.

“Se pensó que era oportuno que él (Chávez) se dirigiera a las unidades para que se rindiera y mostrara que era derrotado. Lamentablemente, el acto fue muy mal orientado; en lugar de servir para que se rindieran generó un impacto en la opinión pública sumamente negativo, desde el punto político”, señaló.

Esta acción, acompañada del discurso de Rafael Caldera desde el Congreso, en el que desestimó el golpe de Estado, hizo pedazo la legitimidad democrática, de acuerdo con los expertos.

“Caldera le dio una especie de legitimidad moral. Habló de que la crisis económica invalidaba los logros políticos que se había conseguido en ese sentido, por tal razón el 4 de febrero cambio la historia de Venezuela”, indicó Arias.

Arias, Spiritto y Ochoa Antich coincidieron que el 4-F deslegitimó el proceso democrático iniciado con el Pacto de Punto Fijo, firmado el 31 de octubre de 1958. Llevó, además, a la presidencia de la República a Caldera, que otorgó el indulto a Chávez.

No obstante, para Spiritto el error que llevará a Caldera “al juicio de la historia”, es el de haber contribuido a deslegitimar el sistema democrático, que él mismo fundó.

Llegada al poder

Ochoa Antich y Spiritto consideraron que lo que catapultó a Chávez a la presidencia fueron los errores políticos de Acción Democrática y Copei. Estos partidos, que durante más de 30 años alternaron en el Ejecutivo, permitieron que se deslegitimara la democracia y se deteriorara la economía.

Además, estas organizaciones tampoco lograron el consenso para postular un candidato suficientemente aceptable ante la opinión pública de cara a las elecciones presidenciales del 6 de diciembre de 1998.

“Se debilitaron las estructuras democráticas, los partidos políticos no tuvieron la capacidad de reaccionar y permitieron que democráticamente Chávez llegara al poder”, subrayó Ochoa Antich.

Cimientos cubanos

Los analistas coinciden que los cimientos del régimen cubano estuvieron desde el comienzo en los ideales chavistas. Una muestra, indicaron, es que el primer viaje que realizó Chávez al salir de prisión fue a Cuba, el 13 de diciembre de 1994.

“El elemento cubano ha tenido hegemonía en el chavismo desde que aparece Chávez en la escena nacional. Su primer viaje fue a rendirle pleitesía a Fidel Castro”, expresó Spiritto.

Aunque hay quienes alegan que Maduro se alejó del legado de Chávez, los expertos lo niegan. “Maduro es el chavismo encarnado. Lo que vemos hoy, este desastre político, económico y esta destrucción de la democracia es legado directo de Chávez”, enfatizó el politólogo.

Una Fuerza Armada destruida

El panorama para la Fuerza Armada no fue nada alentador. Desde que Chávez asumió la presidencia adquirieron un talante socialista y dejaron de ser institucionalistas. “Eso que llamamos Fuerza Armada no es tal, la institución desapareció al menos desde el 2002. Lo que tenemos hoy no es más que el brazo político del partido.”, resaltó Spiritto.

A su juicio, esta es un Fuerza Armada Nacional Bolivariana destruida, cuyos jefes son Diosdado Cabello y Nicolás Maduro, líderes del PSUV. “Es una Fuerza Amada sin capacidad operativa, sin armamentos, que está presente porque es movilizada políticamente”, dijo.

Ochoa Antich sentenció: “La Fuerza Armada es la responsable de toda esta tragedia, porque debió haber reaccionado”.




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