Ricardo Urriera
Los ocho edificios de Ricardo Urriera fueron pintados por la gobernación (Foto: Dayrí Blanco)

Todo llama la atención en Ricardo Urriera. Por un lado, la pintura nueva que aplicaron como maquillaje a sus ocho edificios y, por el otro, la marcada deficiencia de los servicios públicos que no ha sido atendida.

En esa comunidad del sur de Valencia se repitió el mismo libreto que en La Isabelica con paredes multicolores que funcionan como fachada de una realidad cada vez más difícil de enfrentar por sus habitantes.

Las prioridades parecen no estar claras para el ejecutivo regional. “Esa inversión en pintura debió hacerse en solventar problemas como las fallas en distribución de gas… pero ya sabemos que al gobernador Lacava solo le interesa tener una vitrina de exhibición para que le aumenten los puntos”, expresó el presidente del condominio de Ricardo Urriera, Aguedo Alcalá.

Para él, en la comunidad no están en contra del embellecimiento, pero ese no es el problema que se debió atacar por encima de otros. “Hay otras precariedades que siguen vivitas y coleando, siguen vigentes. Para nosotros era prioridad regularizar el sistema de distribución de gas que fue privatizado con Gas Drácula”.

Entre tres y siete meses deben esperar los habitantes de este sector de la parroquia Miguel Peña para que les vendan una bombona. “Antes, al menos llegaba mensualmente y a un precio más solidario, ahora se tardan mucho y está en cinco bolívares que casi nadie tiene porque el sueldo es de siete”.

El fracaso de Transdrácula

En Ricardo Urriera, donde viven más de 12 mil personas, el transporte público es inexistente. Antes contaban con tres líneas que prestaban el servicio, pero esto se extinguió. “Todo pasó desde que el gobernador tuvo la brillante idea de importar chatarra y confeccionó de forma privada Transdrácula y las líneas que operaban se fueron”.

Aseguró que la mayoría de esas unidades que fueron importadas en 2018, están en une estacionamiento de chatarra en los patios del Metro de Valencia.

La consecuencia directa la padecen los vecinos de Ricardo Urriera, quienes deben caminar, sobre todo los trabajadores en la madrugada, hasta el semáforo de la esquina de la cancha Ruiz Pineda, “con todos los riesgos que eso implica”.

Servicios en decadencia en Ricardo Urriera

Con el paso del tiempo, los servicios públicos cayeron en decadencia en Ricardo Urriera. “Lo que funcionaba medianamente bien anteriormente, se ha destruido en los últimos cuatro años”.

Las unidades de aseo urbano ya no transitan por las calles internas de la comunidad. Se limitan a pasar por la avenida principal y los vecinos deben poner en la isla sus bolsas de basura.

A esto se suma que las fallas eléctricas son cada vez más frecuentes y prolongadas, mientras que el suministro de agua es totalmente irregular.

Alcalá se refirió también a Cantv, cuyas líneas están inoperativas. “Solo algunas las restablecieron con tono telefónico en un trabajo inconcluso, pero para el internet vienen si se les paga 20 dólares por casa para la revisión, y su hay que comprar algún repuesto le corresponde al dueño del inmueble hacerlo”.

Esas labores de pintura también se realizaron en La Isabelica y, como parte del denominado «plan cayapa«, en varios centros de salud de la entidad que ameritan otro tipo de inversión.

Todo indica que Ricardo Urriera es otra demostración más de que la pintura solo maquilla paredes y fachadas, pero no resuelve los verdaderos problemas de los carabobeños.




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