Yaxury, segunda de izquierda a derecha, junto a integrantes de la congregación Hermanas Franciscanas. (Foto cortesía).

Yaxury Solórzano Ortega, es conocida como la niña en la que obró el milagro que permitió que el doctor José Gregorio Hernández fuera declarado beato por la iglesia católica.

Eso ocurrió cuando tenía 10 años, y hoy a los 15, la adolescente explora la posibilidad de convertirse en monja, por lo que ingresó a la orden de las Hermanas Franciscanas del Corazón de Jesús, con sede en Ciudad Bolívar, estado Bolívar.

Alfredo Gómez, uno de los biógrafos del doctor José Gregorio Hernández, aclaró que la joven no ingresó a un convento para hacerse religiosa, sino que atendió un llamado para hacer un curso donde posteriormente decidirá si tiene vocación para serlo.

Es decir, que no es un hecho que será religiosa, sino que mediante el estudio vocacional, decidirá si ingresa definitivamente  a la congregación, o no.

Yaxury vivía en Guárico, pero ahora se mudó junto a su familia al estado Bolívar.

EL MILAGRO

Como es ampliamente conocido, el 10 de marzo de 2017, la niña Yaxury Solórzano Ortega, de 10 años, y su padre fueron interceptados, en el caserío Mangas Coveras del estado Guárico, por unos delincuentes que intentaban robarles la moto en que viajaban.

El padre maniobró para evitar el robo, por lo que uno de los delincuentes les disparó, y una bala alcanzó la cabeza de la pequeña en la zona tempoparietal derecha, dejándola gravemente herida.

Fue llevada a través de caminos intrincados hasta otra localidad más poblada y desde allí fue trasladada en lancha a través del río hasta San Fernando de Apure, hasta el hospital Pablo Acosta Ortiz, cuatro horas después de recibir el balazo.

En el centro asistencial no había neurocirujano que la atendiera, por lo que, aunque su estado era sumamente crítico, tuvo que esperar unas 48 horas para ser intervenida quirúrgicamente.  La herida le había causado pérdida de masa encefálica.

La madre de la niña, devota del doctor José Gregorio Hernández, le pidió que le salvara a su hija.

Antes de proceder a la intervención el neurocirujano señaló que la menor, en caso de sobrevivir , quedaría con discapacidad debido a las secuelas muy graves en la motricidad, en lo lingüístico, en la memora y hasta con pérdida de la visión causadas por el severo daño cerebral. Podría mejorar, lentamente, en la movilidad, solo con la asistencia de un equipo multidisciplinario y con mucha terapia.

Sin embargo a los 20 días la pequeña dejó el hospital caminando y hablando con normalidad, lo que fue considerado como un hecho inexplicable.

Su caso fue tomado en cuenta por la iglesia católica, para aprobar la condición de beato al doctor José Gregorio Hernández. En la actualidad se analiza un posible segundo milagro, ocurrido en Estados Unidos, para que pueda tener su santidad.

 




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