El secretario general de la OEA, Luis Almagro, deploró el miércoles el «fracaso» del Grupo de Contacto Internacional (GCI) sobre Venezuela al cumplirse el plazo que se había fijado para promover elecciones, y pidió intervenir para «parar la violencia» en el país sudamericano.

El GIC, formado por países europeos y latinoamericanos, se lanzó el 7 de febrero en Montevideo con un lapso de 90 días para promover comicios presidenciales como una salida pacífica a la crisis política en Venezuela.

El secretario general de la Organización de los Estados Americanos (OEA), que impulsa la salida del poder del presidente venezolano Nicolás Maduro por considerarlo «un dictador», recordó la fecha y destacó que «los esfuerzos de mediación no han funcionado».

«Es muy importante recordar que ya han pasado 90 días con un fracaso total», señaló Almagro en un foro sobre Venezuela organizado por el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS), influyente ‘think tank’ en Washington.

Desde enero, Maduro, aferrado al poder con apoyo de Cuba, Rusia y China, enfrenta el desafío de Juan Guaidó, el jefe del Legislativo electo en 2015, reconocido como presidente interino por más de 50 países encabezados por Estados Unidos, quien exige el «cese de la usurpación» para organizar nuevas elecciones.

Almagro, que responsabiliza a Maduro de la violencia y la «represión» en Venezuela, instó a usar los instrumentos de derecho público internacional disponibles, como la intervención humanitaria bajo la responsabilidad de proteger, para poner fin a lo que denunció como crímenes de lesa humanidad.

Sin «operaciones» específicas «nadie» va a detener en Venezuela a la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN), ni a los «colectivos» (grupos civiles armados por el gobierno según la oposición), ni a los cárteles de México, ni la «presencia» de cubanos y del grupo chiita libanés Hezbolá, dijo.

«Necesitamos poder desplegar gente para detener la violencia en algún momento. Y si nunca hacemos eso, nunca podremos detener la violencia en Venezuela», subrayó Almagro. «Definitivamente necesitamos operaciones que ayuden a lograrlo».

«Es prácticamente imposible tener una solución que saque a todos estos actores de Venezuela así nomás», añadió haciendo un chasquido.

– Operaciones de paz contemporáneas –

Almagro dijo que el momento de actuar es ahora si de verdad a uno le importa el sufrimiento de los venezolanos. «Proteger a la gente es un imperativo», dijo.

La «responsabilidad de proteger», o R2P por su sigla en inglés, es un compromiso político asumido en 2005 por Naciones Unidas para prevenir graves violaciones a los derechos humanos. Después de la mediación y las sanciones económicas, incluye un recurso final: el uso de la fuerza, que en principio sólo puede ser autorizado por el Consejo de Seguridad de la ONU, donde Rusia y China tienen poder de veto.

«En Venezuela necesitaremos operaciones de paz contemporáneas, mantenimiento de la paz de tercera generación», afirmó Almagro, sin detallar cómo funcionaría este «mecanismo internacional» destinado a «contener la escalada de violencia» y «asegurar la seguridad humana».

Consultado por AFP, Moisés Rendón, director asociado del programa de las Américas del CSIS, dijo que expertos contemplan que «si una coalición internacional envía un contingente a Venezuela para respaldar al gobierno interino de Guaidó a recuperar el territorio venezolano de grupos rebeldes extranjeros, esto haría injustificable para los militares venezolanos el apoyo tácito de Maduro a su accionar».

El GIC anunció el martes en Costa Rica que enviará una misión de alto nivel a Venezuela para fomentar el diálogo y supervisar la ayuda humanitaria en medio de la aguda crisis económica que vive el país.

De sus doce miembros, sólo Bolivia se abstuvo de firmar la declaración, como lo hizo en las dos reuniones previas.

Los otros integrantes del GIC son Alemania, España, Francia, Italia, Holanda, Portugal, Reino Unido, Suecia, Costa Rica, Ecuador y Uruguay.

El mismo martes, México, que propugna la «no intervención» y quiere una salida negociada de la crisis venezolana, se opuso drásticamente a cualquier intervención militar en Venezuela, algo que Estados Unidos reiteró que no descarta.

«Nos apoyan 15 países de 35 que integran la OEA», dijo el canciller mexicano, Marcelo Ebrard, de visita en Washington.




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