Brasil llamó a consultas a su embajador en Tel Aviv y convocó para este mismo lunes al representante de Israel en el país, Daniel Zonshine. El Gobierno de Lula da Silva hizo estos movimientos tras analizar la situación, y frente «a la gravedad de las declaraciones» del Gobierno de Netanyahu.
Antes, el ministro de la Comunicación de la Presidencia, Paulo Pimenta, recordó que, desde el inicio del conflicto, Brasil «condenó los ataques terroristas de Hamás». Esos ataques contra Israel el 7 de octubre dejaron 1.200 personas muertas y otras 250 fueron secuestradas.
Agregó que unos «1,7 millones de palestinos no tienen acceso a agua potable, comida, ni remedios». Además dijo: «La comunidad internacional no puede callar frente a la masacre de un pueblo que no puede sufrir un exterminio por los crímenes de un grupo que debe ser castigado por lo que hizo».
Presidente de Brasil ya había hablado de genocidio
Previo a esta crisis diplomática de Lula con Israel, el presidente ya había utilizado la palabra «genocidio» para calificar la ofensiva israelí otras veces.
La primera fue veinte días después del ataque de Hamás del 7 de octubre pasado. El presidente de Brasil aseguró en un acto público que el asunto no era saber «quién dio el primer tiro o el segundo», sino poner fin a las hostilidades y atender a la población civil.
La diferencia esta vez, según fuentes diplomáticas consultadas por EFE, fue la mención al Holocausto. Pero más aún, al propio Hitler, lo cual supuso, para Netanyahu, cruzar una «línea roja» .
Aun así, el asesor de Asuntos Internacionales de la Presidencia y excanciller Celso Amorim, consideró absurdo que Lula sea declarado «persona non grata».
«Eso solo aumenta el aislamiento de Israel». «Lula es requerido en el mundo entero y en este momento quien es ‘persona non grata’ es Israel», agregó Amorim.
Una cita con Brasil en el Museo del Holocausto
La polémica por la comparación que el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, hizo entre la ofensiva israelí en Gaza y el Holocausto, desató una crisis diplomática de Lula con Israel.
La dura reacción israelí fue anunciada este mismo lunes por el ministro de Exteriores de ese país, Israel Katz, tras manifestarle su enérgica protesta al embajador brasileño, Frederico Meyer, a quien convocó con ese fin en el Museo del Holocausto (Yad Vashem) de Jerusalén.
La reacción del Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, siguió a una muy polémica declaración de Lula, quien la víspera, en Etiopía, comparó la ofensiva israelí en Gaza con el Holocausto.
«Lo que está ocurriendo en la Franja de Gaza no es una guerra, es un genocidio», dijo Lula tras una cumbre de la Unión Africana en Adís Abeba, donde consideró que la confrontación «entre un ejército muy preparado y mujeres y niños» no había ocurrido antes en la historia, salvo «cuando Hitler decidió matar a los judíos».
Una crisis en vísperas de la reunión de cancilleres del G20
La crisis diplomática estalló en vísperas de que los ministros de Exteriores del G20 celebren su primera reunión. Será bajo la presidencia brasileña de esa organización, los próximos miércoles y jueves en Río de Janeiro.
Antes, Lula recibirá en Brasilia al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y fuentes diplomáticas no dudan de que el conflicto en Gaza estará sobre la mesa, así como ocurrirá en la cita del G20.
Brasil fue uno de los primeros países en respaldar la denuncia presentada por Sudáfrica a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya. Se acusa a Israel de mantener un «patrón de conducta genocida» en Gaza.
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Hamás aprovechó la declaración de Lula y pidió a la CIJ que escuche esa denuncia sobre «violaciones y atrocidades» sufridas por los palestinos a manos del Ejército israelí.
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