Froilán Correa tiene 91 años y presta el servicio de llevar agua a los vecinos (Foto Rosimar Sánchez)

7:00 de la mañana. Héctor Bisamón se prepara para emprender una nueva jornada: se coloca sus botas, una gorra y agarra la carretilla donde cargará los botellones de agua para los vecinos.

«Héctor, no tengo una gota de agua en la casa», «Aquí te traje estos dos potes», son frases que escucha todos los días desde hace dos años, cuando decidió prestar el servicio de llevar agua a las viviendas.

Héctor camina desde su casa en Nueva Esparta II hasta la calle San Juan, en una zona conocida como «La cartonera», donde la Hidrológica del Centro (Hidrocentro) recuperó un pozo profundo para garantizar el suministro de agua por tubería a los vecinos de esa calle.

La escena es la misma todos los días: decenas de personas de zonas aledañas hacen fila para recolectar el agua que no llega a sus hogares o en su defecto, llega muy sucia.

(Foto Rosimar Sánchez)

Desde ahí, Héctor llena uno, dos tres y hasta ocho botellones, los monta en una
carretilla que le prestaron y emprende la ruta de entrega hacia Santa Ana, Valle Verde, Güere y Tarapío.

Otra de las zonas donde recolecta el líquido es en la comunidad Barrio Oeste de Güere III, en la que el agua llega por gravedad.

El precio del servicio varía. Cargar un botellón por la zona de Güere cuesta 15 mil bolívares, pero si tiene que hacer la entrega en Tarapío la cifra asciende a 20 mil bolívares.

«Yo no cobro el agua, yo hago el servicio de buscar y llevarles el agua y ellos colaboran conmigo. A veces me dan una harina, un arroz, una pasta».

Héctor Bisamón (Foto Rosimar Sánchez)

En la comunidad los denominaron como «acuadores», a Héctor le dicen «AcuaJoe». Es uno de los más populares junto a Froilán Correa «el abuelo».

Fue hace tres años, cuando se agudizó la escasez de agua por tubería que «El abuelo», de 91 años, decidió dedicarse al oficio de recolectar agua y despacharla a sus vecinos de la calle San Juan.

En una carrucha elaborada de forma artesanal, coloca 24 botellas plásticas de cuatro litros cada una y se dispone a iniciar su día de trabajo.

Froilán Correa tiene 91 años y presta el servicio de llevar agua a los vecinos (Foto Rosimar Sánchez)

Al día realiza entre tres y cuatro viajes y por cada botella cobra 10 mil bolívares. «Yo antes era gandolero pero como ya no puedo trabajar, hago esto».

«El abuelo» y  «AcuaJoe» todos los días se cruzan en el recorrido, con la diferencia que este último realiza entre siete y ocho viajes diarios.

Héctor, de 51 años, trabajaba en jardinería, albañilería y pintura, por un día de trabajo cobraba 7 dólares pero poco a poco las asignaciones fueron mermando. «Con esta pandemia nosotros estamos pasando mucho trabajo y tenemos la necesidad de solucionar como sea para sobrevivir».

Su jornada finaliza entre 9:00 y 11:00 de la noche, pero sabe que al día siguiente algún vecino le dirá «Héctor, no tengo agua en mi casa» y repetirá el proceso una y otra vez.




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