El pasado 26 de agosto, cuando las noticias en Venezuela dieron cuenta del fallecimiento del Dr. Carlos Canache Mata, el historiador Elías Pino Iturrieta escribió en su cuenta de X (Twitter) uno de los más grandes elogios que se le pueden hacer a un político: “En una ocasión que debo recordar hoy, el doctor Canache cambió una cita que teníamos porque debía repartir unas hallacas que hacían en su casa para redondearse la navidad. Mayor modestia y mayor testimonio de honradez son difíciles de encontrar en un político de la actualidad”.

 

Y ciertamente, Carlos Canache Mata fue un médico y abogado que dejó su huella en la política venezolana. Su compromiso con el servicio público lo llevó a postularse como parlamentario, donde trabajó incansablemente por el bienestar de sus compatriotas. Desde que decidió desviar su camino profesional hacia la política, marcó su buen hacer, no sólo en el ámbito parlamentario, sino también -y por supuesto- en su partido, Acción Democrática.

 

Dentro de las filas del entonces el partido político más influyente en Venezuela, Carlos Canache Mata emergió como una figura prominente junto a otros líderes destacados como Octavio Lepage, Luis Manuel Peñalver y Luis Piñerúa. Juntos, desempeñaron un papel fundamental en la redacción del código de ética del partido, un documento que buscaba establecer altos estándares morales para sus miembros y promover la transparencia en la política. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de Canache Mata y sus colegas, el código de ética de Acción Democrática fue ignorado por muchos militantes del partido. Aunque decepcionante, esto no disminuyó la convicción de Canache de que la política no debía ser utilizada como una herramienta para enriquecerse personalmente, sino como un medio para servir a los demás. Y así lo hizo: falleció sin acumular riquezas a lo largo de su vida.

 

Canache Mata permaneció fiel a su creencia de que la política era una oportunidad para hacer el bien y marcar la diferencia en la sociedad. Tuve el honor de que me haya considerado su amiga, porque fui testigo de cómo a lo largo de su carrera política, se destacó por su compromiso con la justicia social y la defensa de los derechos humanos. Su legado está en la inspiración que dejó a los demás para que se involucren en la política con integridad y un genuino deseo de servir. Su vida sencilla y modesta refleja su convicción de que el verdadero valor de la política radica en el impacto positivo que se puede tener en la vida de las personas y no en la acumulación de riquezas personales. Por eso dejó un legado de servicio y compromiso con la ética en la política. A pesar de las dificultades que enfrentó, su convicción de que la política era un medio para servir a los demás nunca flaqueó. Su vida sencilla y su compromiso con el bienestar de la sociedad son ejemplos que trascienden su tiempo y -espero- continuarán inspirando a otros a participar en la política con integridad y vocación de servicio.

 

Quiero terminar haciendo mías las palabras de Thays Peñalver: “La política es para la gente de bien, para los honestos y los que tienen compromiso con su país. La política es para coadyuvar al bien común, ser útil a la gente, dejar huella y sobre todo actuar siempre como un buen padre de familia. Carlos Canache Mata podrá descansar en paz”.

 

@cjaimesb




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