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(Foto: Kevin Arteaga)

El rubro de los lubricantes minerales y sintéticos para automóviles no se escapa de la escasez generalizada, lo que genera precios cada vez más elevados. La problemática afecta no solo el bolsillo de los consumidores, sino también a vendedores y distribuidores. Hoy, hacer un cambio de aceite cuesta cinco salarios integrales.

Dorwin Revilla es uno de los afectados. Desde hace un mes debió realizarle a su vehículo el cambio de aceite que, según los especialistas, corresponde cada cinco mil kilómetros. Pero la imposibilidad de pagar los más de dos millones de bolívares que vale el servicio se lo impide. «Ya llegué a los ocho mil kilómetros y se me ha hecho imposible. Mi camioneta necesita seis litros de lubricante».

Mantener un carro ahora es imposible, señaló. Según los presupuestos con los que se ha encontrado, cada litro de aceite le cuesta aproximadamente 300 mil Bs., el filtro 250 mil Bs., más la mano de obra del mecánico. Esto representa al menos cinco salarios integrales, ubicado en  456 mil 507 bolívares luego del reciente aumento decretado por el presidente Nicolás Maduro.

Revilla lamentó no poder pagar el cambio de aceite que requiere su vehículo, ni siquiera con lo que recibirá de aguinaldos y utilidades. «Si la inflación sigue aumentando, llegará el momento en el que me toque parar la camioneta o venderla, porque si continúo extendiendo el kilometraje sin realizar el servicio puedo generar daños en el motor y eso sería irreparable».

LA OTRA CARA DE LA MONEDA

Edward Beaujon es la otra cara de la moneda. El dueño de Multiservicios Beates, un pequeño local en Naguanagua, desde hace 17 años ofrece el servicio de venta y cambio de aceites automotrices. «Ya no llegan los aceites importados en ninguna de sus presentaciones, y cuando hay, los precios son exorbitantes. En el mercado solo quedan algunos nacionales», detalló.

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Inca Oil le despachó solo algunas cajas hace dos días. (Foto: Kevin Arteaga)

La producción nacional de los consumibles también mermó. Desde hace más de dos meses, Beaujon no recibe lubricantes en ninguna de sus presentaciones de la línea de Petróleos de Venezuela (Pdvsa), ni los de Shell, empresa que decidió suspender su producción. Las únicas que mantienen el despacho a un precio legal son Inca Oil y Ultralub. Los de Slyng se consiguen muy poco.

La corrupción a través de la venta a sobreprecios también está presente en esta área de la economía. El comerciante denunció que solo a través del «bachaqueo» se pueden conseguir los de Venoco y PDV, lubricantes de Pdvsa. «Más de una vez he recibido llamadas anónimas para ofrecerme algunas cajas, pero los precios son exageradamente caros. Nadie los podría pagar».

Cuando la gente viene a hacer el cambio y se les da un presupuesto que a veces pasa de los dos millones de bolívares, simplemente dan la vuelta y se van, sostuvo. «Antes realizaba entre 35 y 40 cambios por día, ahora apenas dos y a veces ninguno».

Ante la disminución de aproximadamente 95 % en la demanda de sus servicios,  Multiservicios Beates  pasó de tener tres empleados a uno «y de broma», aseveró.

ESTAFA A GRANEL 

A Beaujon le impresiona que, debido a la crisis, las personas comenzaron a comprarle incluso el aceite quemado de otros carros, para ser usado la mayoría de las veces en autobuses. Pero hay otro elemento que surgió de la escasez: La venta de estos productos a granel, que está causando un gran daño en los motores de los vehículos.

Para el comerciante, no es recomendable comprar aceites que no estén debidamente sellados. Casi siempre lo venden al triple de lo que cuesta, no dan factura y es imposible tener garantía de la procedencia de ese aceite. «Aquí me han llegado muchísimos casos de clientes a quienes se les dañó el motor entero por comprar a granel».

Giovanni Martínez, dueño de Multiservicios y Transporte Gimar 2010, también alertó sobre esta situación. Desde hace siete meses no le han despachado lubricantes de Pdvsa. «Los vendedores simplemente dejaron de venir y ni siquiera atienden las llamadas cuando intentábamos hacer pedidos».

Carros lujosos llegan a su local a ofrecerle tambores de 208 litros de aceite para ser vendidos a granel. «La última vez, que fue esta semana, me estaban pidiendo 40 millones, pero no acepté porque simplemente eso no tiene ningún tipo de garantías».

Martínez mantiene su negocio a flote a través de la venta de repuestos y los conocidos «auto periquitos». También realiza cambios de aceite, pero solo a quienes lleven su propio producto.




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