Covid-19
Foto: Referencial

La incertidumbre sigue presente. A casi dos años de la llegada de la COVID-19 a la vida de los venezolanos son muchas las dudas y preguntas sin respuestas. Pero, sin duda, la realidad actual es muy distinta a la de 2020 y 2021

Así quedó claro durante las intervenciones del presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología (SVI), Manuel Figuera, y la infectóloga pediatra María Alejandra Rosas, en la transmisión de El Carabobeño En Vivo de este lunes 11 de enero.

Ambos especialistas coincidieron en que, aunque la sociedad está mejor preparada, no hay que confiarse. “Debemos aprender a vivir con la COVID-19 porque llegó para quedarse y no se va a ir”, expresó Figuera.

Para él, no existe la responsabilidad individual, colectiva ni gubernamental, en los distintos países, para que este problema se controle.

A esto se suma la incertidumbre en la sociedad que ha cambiado con el pasar del tiempo. “Al principio se desconocía todo, actualmente hay muchas cosas claras como la transmisibilidad, factores de riesgo, tenemos terapias bien establecidas, pero está la incertidumbre sobre hasta cuándo habrá nuevas variantes o si serán peores y si las vacunas serán efectivas por cuánto tiempo”, detalló Rosas.

Ómicron y otras variantes

Desde 2020 el virus se ha modificado. Han aparecido variantes relacionadas con olas distintas siendo la de mayor relevancia en este momento la ómicron que es más contagiosa pero que actúa en una población que tiene inmunidad hibrida, bien sea tras contagiarse o por la vacunación.

La infectóloga pediatra fue tajante al explicar que no hay razones para relajarse porque, aunque los síntomas de esta variante sean más leves, es mucho más infectante.

“La delta tenía 20% de probabilidades de enfermedad severa o muerte, era una variante que al infectar a cien personas solo 20 tenían cuadros graves con hospitalización… Ómicron, de cien contagiados pasa a tener mil, de los que 100 de agravan”.

Esto se traduce en que, en algún momento, aunque sea una enfermedad leve, habrá mucha gente infectada que requerirá hospitalización.

Lo más alarmante es que sistemas de salud solidos como los de Francia, Estados Unidos, Alemania e Irlanda, tienen problemas de ocupaciones de hospitales como consecuente de esta variante, y están antediciendo solo a pacientes con COVID-19 y disminuyendo las consultas de seguimiento que n sean por coronavirus.

“En Venezuela nuestro sistema de salud no aguanta un aumento exponencial brusco de casos que ameriten hospitalización”.

Respecto a flurona, Figuera descartó que se trate de algo que deba causar preocupación debido a que es un término no médico que se usa para expresar la combinación de “flu” de influenza o gripe y “corona” de coronavirus. “Pero la infección al mismo tiempo de ambas no es nuevo y no es necesariamente más severo… Incluso, hay personas con malaria, tuberculosis o dengue a las que les ha dado COVID-19”.

Sobre deltacron, el presidente de la Sociedad Venezolana de Infectología dijo que, hasta ahora, no es más que una noticia anecdótica de una posible combinación de las variantes delta y ómicron, pero no hay basamento científico aún que lo confirme.

Niños y COVID-19

Durante este tiempo de la pandemia también ha cambiado el concepto de lo que significa la COVID-19 en pediatría. Sigue existiendo esa sensación de que es mucho más leve que en adultos, pero realmente es una población de especial atención.

Al principio se decía que los niños no se infectaban, después que transmitían poco la enfermedad y actualmente “podemos decir que son un porcentaje de la población de alto riesgo porque es la que está más desprotegida respecto a la vacunación”.

También hay evidencia científica sobre que los niños sí se pueden infectar y tener enfermedad severa y los casos de hospitalización pediátrica han aumentado en el mundo.

“Hemos visto presentaciones diferentes a la del adulto como el síndrome inflamatorio multisistémico ya hoy sabemos que no podemos banalizar la infección en pediatría porque, aunque sea más leve que en adultos, es población desprotegida que pueden sufrir COVID-19 prolongado, aunque hayan tenido poca sintomatología “.

El regreso a clases presenciales es un hecho. Rosas recomienda hacer uso de lo que ya se sabe que funciona como el uso correcto del tapaboca y por el tiempo adecuado, priorizar los espacios abiertos porque se ha demostrado que la diseminación del virus en lugares bien ventilados es mínima, los salones no deben tener aire acondicionado y respetar el distanciamiento en todo momento.

Como responsabilidad de los padres está no enviar al colegio a niños con malestar o cualquier síntoma, “aunque sea rinítico porque eso es COVID hasta que se demuestre lo contrario y hay que hacer prueba PCR muconasal para poder descartarlo. Tampoco se debe llevar a la escuela a niños sanos cuando en el núcleo familiar haya algún sintomático”.

La especialista insistió en la vacunación de mayores de tres años con Sinopharm o Sinovac, y procurar que su entorno familiar también lo haga.

Vacunas en Venezuela

Decir que en Venezuela hay un plan de vacunación establecido sería una afirmación sin argumentos. Figuera aseguró que las asociaciones científicas no han sido involucradas en ese proceso y lo que se conoce es lo que se publica en redes sociales o a través de mensajes de autoridades que no están relacionadas a la salud, y dan informaciones sin matiz técnico ni científico.

Es importante que se hable con pleno conocimiento y claridad para no generar más confusiones en la población. “Hay quienes no son antivacunas pero que tienen miedo por tantas cosas que se dicen”.

Ni el personal que está en centros de vacunación está bien capacitado y son foco de desinformación. “Dicen que si alguien toma aspirina no pueden vacunarse contra la COVID-19, o si tienen la presión arterial alta o baja, o si toma antibiótico… Todo eso son mitos”.

También es muy importante que se vacune en iglesias, a la población indígena, privados de libertad, en ancianatos, zonas rurales alejadas, fronteras, y zonas populares “a ellos seguro no les ha llegado vacuna”.

Tanto Rosas como Figuera esclarecieron varias dudas que existen sobre la vacunación:

– La Sinopharm o Sinovac, son las recomendadas para aplicar en Venezuela a niños mayores de tres años. Son de la misma plataforma vacunal que la de hepatitis A y no se deben esperar efectos diferentes a los que ya se conocen que no son severos, y mucho menos fuertes que los de la hexavalente y la de neumococo.

– Quienes están en tratamientos como quimioterapias deben consultar con su especialista, así como quienes están en control neurológico.

– Personas diabéticas, cardiópatas, hipertensos también se pueden vacunar.

– Quienes han padecido COVID-19 se pueden vacunar inmediatamente al salir del aislamiento y estar bien de salud.

– No se recomienda ir con coronavirus a un centro de vacunación para no propagar la enfermedad, pero si es asintomático y acude sin saber que está contagiado, no tendrá ninguna contraindicación.

– Se puede administrar la vacuna de la influenza o cualquier otra y COVID el mismo día sin inconveniente.

– Si alguien se ha retrasado en su esquema de vacunación no tiene que empezar de nuevo sin importar si pasaron dos, tres, cinco o seis meses. “Las dosis de ninguna vacuna se pierden”.

– Hay muchas personas que no consiguen segunda dosis de Sputnik porque no hay disponibilidad y una sola dosis no es suficiente, por lo que la recomendación es que se inicie el esquema con Sinopharm o Sinovac.

Sin planificación

Venezuela es un caso atípico. La pandemia se extendió, al principio, de China a Europa y después a Norteamérica. “A nuestro país llegó de manera tardía porque estamos aislados y quizás las medidas iniciales fueron exageradas, ha habido agotamiento en la población, lo único positivo es que desde el principio se usó mascarilla, pero nos encerramos mucho”.

A esto se suma que existe un gran desconocimiento de la situación real de la COVID-19 porque en Venezuela no se publica el boletín epidemiológico semanal desde 2016, las cifras diarias son irreales porque no reflejan cantidad de pruebas que se hacen en centros privado, y hay estados que no reportan datos.

“Vemos en países del mundo que suben casos y en Venezuela dicen que disminuyen, pero todos sabemos de alguien que está contagiado con prueba positiva… Para uno como infectólogo es impresionante porque hace tres o cuatro semanas nadie llamaba, y hoy en día todo el mundo está llamando porque tiene dolor de garganta, malestar general…”.

El presiente de la SVI resaltó que poner alcabalas como se hizo al principio de la cuarentena no tiene sentido, “no sirven para beneficio de la población” y que el 7+7 no tiene evidencia científica de que funcione contra la COVID-19.




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