San Juan Pablo II , uno de los santos más queridos. (foto cortesía).

Hoy es el Día de Todos los Santos, solemnidad religiosa en se celebra el paso de los difuntos por el purgatorio y posterior redención de sus pecados, convirtiéndose  en almas santas que descansan eternamente al lado del creador.

Según los historiadores la festividad se origina el siglo IV con la persecución a los cristianos. El emperador romano Diocleciano y su augusto Maximiano, organizaron en el 303 “La Gran Persecución”, la cual consistió en una serie de edictos en los que se abolieron todos los derechos legales de los cristianos y todas las practicas relacionadas a la religión, por lo que todos los que profesaban la fe fueron perseguidos y martirizados.

El numero mártires que fueron torturados y asesinados fue creciendo en tal magnitud que obligó a la iglesia a seleccionar un día que recordase todas estas muertes y su significado para la institución católica.

En el sermón de san Efrén el Sirio, en el año 373, aparecen las primeras referencias al día, con el paso del tiempo varios nombres de santos se fueron agregando a la festividad, que, en un principio, estaba dedicada sólo a algunos de ellos.

El papa Gregorio III, durante su mandato en la iglesia, entre los años 731 y 741, escogió el 1 de noviembre para la conmemoración de la vida de los santos.

En el siglo IX, el papa Gregorio IV extendió esta conmemoración a toda la iglesia, popularizándose como una celebración a la memoria de todos aquellos que habían consagrado su vida a Dios.

Inexplicablemente la celebración tiende a confundirse con el Día de los Muertos. Sin embargo existen diferencias. La festividad de Todos los Santos, por ejemplo, es una celebración religiosa originaria de la Iglesia católica. En cambio, el Día de Muertos tiene origen en las culturas prehispánicas que convivieron en el territorio mesoamericano.

El Día de Todos los Santos es un recordatorio a todos aquellos santos y mártires que entregaron su vida por la fe cristiana, en el Día de los Difuntos, se festeja la muerte como parte de la vida, es un acompañamiento para los difuntos en su viaje al otro mundo.

En la Iglesia católica el reconocimiento de un santo se produce después de un proceso judicial llamado canonización. Solo el papa puede determinar la santidad de fieles católicos

El proceso de canonización se cumple en cuatro etapas. Ser designado siervo de Dios, luego venerable, beato y finalmente santo. Todo es sometido al rigor de comisiones en el Vaticano, donde también se requiere que se demuestre un milagro del postulado.

Venezuela sigue sin tener ningún santo. Hasta ahora solo cuatro beatos, tres mujeres y un hombre. Las hermanas madre María de San José, madre Candelaria de San José, madre Carmen Rendiles, y más recientemente el doctor José Gregorio Hernández.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.