Desde que Juan Guaidó se juramentó como presidente interino del país y obtuvo el apoyo de Estados Unidos y la mayoría de países de América Latina y la Unión Europea, que consideran a Nicolás Maduro un gobernante ilegítimo, el país vive una crisis política que lo ha colocado en el centro de las tensiones internacionales.

BBC Mundo analiza en un trabajo especial el nuevo shock que se avecina, el de la liquidez

Así describen los economistas el plan de Nicolás Maduro para hacer frente a la precaria situación económica y a las sanciones internacionales, especialmente las de Estados Unidos, que asfixian las arcas del estado venezolano.

Acosado por una crisis económica que el Fondo Monetario Internacional ha descrito como «una de las peores de la historia» y que ha llevado a más de 3 millones de personas a emigrar, según las cifras de Naciones Unidas, Maduro busca cómo resistir.

«El cerco financiero es cada vez más intenso; el gobierno tiene cada vez menos margen de maniobra», es la descripción de la situación que hace el economista Henkel García, director de la firma de análisis Econométrica.

Pero Maduro y su círculo se resisten a ceder y en los últimos días han tomado medidas sin precedentes desde que en Venezuela rige el control de cambios.

Un cambio en el tipo de cambio

Extranjeros y autóctonos lo comentan estos días asombrados en Caracas: pagar con una tarjeta internacional en Venezuela es ahora un buen negocio.

Durante años, el elevado tipo de cambio oficial hacía que cosas tan corrientes como una hamburguesa llegaran a costar cientos de dólares si se pagaba con la tarjeta de un banco de fuera del país.

Pero hace dos semanas, el gobierno de Nicolás Maduro dio un paso sin precedentes al colocar el tipo de cambio oficial, la conocida como tasa DICOM, enmínimos históricos, por debajo incluso de la cotización del dólar en el mercado paralelo.

En la última subasta oficial, la tasa se situó en 3.297 bolívares por dólar, mientras que en el mercado paralelo, en el que la divisa estadounidense tradicionalmente se había cotizado a un valor muy superior, se estaba cambiando estos días en torno a los 2.500.

En pleno vendaval informativo por la proclamación de Juan Guaidó como presidente interino, la noticia pasó inadvertida. Pero la misma supone la ruptura de la política de inflar artificialmente el valor del bolívar, la moneda venezolana, frente a la divisa estadounidense, mantenida durante años como una de las señas de identidad del chavismo.

Y es que ahora que Estados Unidos presiona para negarle el acceso a los dólares, el gobierno chavista busca alternativas para hacerse con ellos.

Captar remesas

Luis Vicente León, director de la encuestadora Datanálisis, explica que «al colocar su divisa oficial por encima del mercado paralelo se consiguen captar remesas de manera directa, ya que la gente estará más dispuesta a vender sus dólares a través de los canales oficiales«.

De hecho, ya en estos días se veían más usuarios en las oficinas de las pocas casas de cambio autorizadas.

León explica que las operaciones con tarjeta de crédito extranjeras se hacen más atractivas.

En un país en el que, ante la pérdida imparable de valor de la moneda local, quienes pueden permitírselo mantienen cuentas en el extranjero y realizan sus transacciones en dólares, la operación consistiría, en palabras de León, en «una repatriación de divisas«.

¿Le dará esto a Maduro el oxígeno que necesita?

El líder bolivariano ha repetido en muchas ocasiones que «2019 será el año de la recuperación para Venezuela» gracias a las reformas económicas que impulsa.

Henkel García cree que el impacto de esta medida «no será significativo». León, por su parte, pronostica un efecto «efímero».

La banca paga

A la vez que hacía caer el tipo de cambio oficial, el gobierno tomó otra medida drástica al elevar el porcentaje de lo que se conoce como encaje bancario: los fondos que las entidades deben depositar en el Banco Central y que de esta manera ya no están disponibles para la concesión de créditos.

El encaje es la fórmula que permite a los bancos centrales responder a las crisis cuando hay un exceso de demanda de liquidez, la reserva con la que responder cuando demasiada gente quiere retirar su dinero al mismo tiempo, como sucedió en crisis como la de Argentina o la de Grecia.

En los países con economías estables suele situarse en torno a un 15 o un 20%. En Venezuela con las últimas medidas del gobierno llegó a alcanzar un 100%.

Guillermo Arcay, analista de Ecoanalítica, cree que esto equivale a una «congelación de la banca», que es la gran perjudicada. «El plan del gobierno es restringir el crédito, y con ello la liquidez monetaria y la subida de los precios.

En resumen, se trataría de contener la hiperinflación que golpea al país mediante la reducción del dinero que ponen en circulación los bancos al conceder préstamos. Al haber menos dinero en circulación deberían moderarse los precios.

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