Las ollas de la casa de Mirley Granadillos dispuestas para buscar un sitio donde cocinar. Foto Rosimar Sánchez

Desde hace tres meses, los días de María Dolores Flores, de 85 años, están marcados por la angustia. La situación no varía: Debe permanecer en ayuno hasta aproximadamente las 2:00 de la tarde, mientras su hija va de casa en casa pidiendo a los vecinos una cocina para preparar los alimentos porque en su vivienda no tienen gas doméstico.

A medida que pasan las horas y su estómago continúa vacío, la desesperación de Flores aumenta, al igual que su hambre. «Me da mareo y un desespero muy grande. Es demasiado difícil».

María Dolores Flores pasa muchas horas sin comer. (Foto Rosimar Sánchez)

La hija de Flores, Mirlet Romero, indicó que fue hace tres meses cuando despacharon gas en la comunidad Barrio Colón, en Naguanagua, donde viven alrededor de 150 familias. Desde entonces, deben ingeniárselas para cocinar. No tienen cocina eléctrica y utilizar leña no es una opción porque a los niños les perjudica el humo.

Con ollas en mano, Romero sale a las casas de los vecinos para pedirles que le presten la cocina. Aproximadamente a las 2:00 de la tarde regresa a su vivienda con el desayuno para su madre y 11 personas más que conviven en el hogar.

La hora del almuerzo también se retrasa y muchas veces se acuestan sin cenar. «Tomamos algo líquido para mantener el estómago, pero comida sólida no hay».

Mirlet Romero recorre a diario en busca de una cocina eléctrica donde poder preparar los alimentos. (Foto Rosimar Sánchez)

En la casa de Alvis Colmenares, en la avenida San Juan, en Tarapío tampoco hay gas doméstico.

Señaló que hace tres meses cancelaron el servicio de recarga de cilindro al consejo comunal y se mantienen a la espera del despacho.

Colmenares utiliza una cocina eléctrica de una hornilla para preparar los alimentos a las 12 personas que viven con ella. «Pasamos todo el día en la cocina. Esto es horrible, un desastre».

En la comunidad Nueva Esparta II, la falta de gas doméstico también aqueja a los vecinos.

Alicia Granadillos, de 63 años, comentó que el suministro es irregular. Hace un mes recibieron la bombona que esperaban desde hace tres meses, sin embargo, los vecinos denunciaron que ya no tienen gas en sus hogares.

Alicia Granadillos. (Foto Rosimar Sánchez)

Por los cortes eléctricos no programados se le dañó la cocina eléctrica y cocinar con leña resulta difícil porque las ramas están mojadas por el agua de lluvia. «Uno tiene que estar molestando a los vecinos para cocinar. A veces no comemos, si hay para comprar pan, se compra; sino, bebemos agua».

Esta realidad se replica en la casa de Milagros Ceballos, vecina de Granadillos.

Guerrear y hacer maromas es lo que hace Ceballos para preparar los alimentos. «No tenemos gas, la electricidad es malísima, la leña mojada, ¿Con qué le hacemos alimento a nuestros hijos y nuestros padres?».

En la comunidad son más de 600 familias que resultan afectadas por el retraso en el suministro de gas doméstico.

Fallas en suministro de agua

Los habitantes de Nueva Esparta II denunciaron que el suministro de agua por tuberías es irregular, por lo que cumplir con el lavado frecuente de manos para minimizar riesgos de contagios por COVID-19 resulta una tarea difícil de completar.

«Con la pandemia que hay te mandan a lavarte, a bañarte, a tener todo limpio y ¿con qué lo hace uno?», cuestionó Granadillos, al tiempo que aseguró que las autoridades municipales los tienen en el olvido.




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