Llega diciembre y, con ello, cuatro semanas de flexibilización de la cuarentena, aunque la cuestionada vigilancia epidemiológica oficial impide saber qué tan conveniente es aplicar medidas de esa magnitud.
Las autoridades apelan a un supuesto control de la pandemia, aunque lo cierto es que, con todo y que están reportando menos contagios diarios, estos siguen el mismo ritmo que en junio y julio, meses con cuarentena radical estricta en las entidades más afectadas y que se mantuvo durante varias semanas, sin flexibilización, reseñó cronica.uno.
Entre finales de julio y principios de octubre, Venezuela alcanzó picos de contagios que presionaron el sistema sanitario, con reportes de ruleteo por centros de salud, alta demanda de medicamentos y tratamientos para la COVID-19 y colapso de hoteles y hospitales de campaña que albergaban a migrantes retornados y enfermos asintomáticos.
Todo ello a pesar de que, en teoría, el gobierno de Nicolás Maduro decretó un confinamiento estricto y limitaba, incluso, el tránsito vehicular entre estados. No fue sino a partir del 7 de septiembre que todo el territorio nacional fue incorporado en el esquema de flexibilización 7+7.
Junio con varios focos
A mediados de mayo las autoridades comenzaron a reportar un incremento de casos comunitarios en las zonas fronterizas, esto debido al impacto del regreso de migrantes y al leve aumento en la capacidad diagnóstica mediante pruebas PCR. Venezuela empezó a registrar más de 50 casos y en junio hubo entre 100 y 300 por día.
Fue en ese ínterin que empezó a surgir el foco de contagios del mercado Las Pulgas en Maracaibo, y que se diseminó a estados cercanos al Zulia, produciendo pequeños focos en zonas de Mérida, Falcón y Lara.
Es por ello que parte del Zulia y los municipios fronterizos con Colombia y Brasil fueron excluidos de la flexibilización que inició el 1° de junio, mientras que el 18 de ese mes también fueron exceptuados Aragua, Bolívar, Miranda, Vargas, todo el estado Zulia y Distrito Capital.
Julio de «recule»
Ya en julio el ritmo de contagio seguía en ascenso y tuvo entre 200 y 700 casos diarios. El 11 de ese mes las autoridades incluyeron a Distrito Capital y Miranda en el nivel de «flexibilización parcial y vigilada», pero el aumento acelerado de casos hizo que dos días después se cambiara de parecer.
Muchas personas que salen a trabajar son posibles transmisores del virus. Llega el ‘trochero’, hace contacto con familiares o vecinos, y estos –de manera asintomática– salen en la flexibilización y son vectores de contagio”, dijo el ministro de Salud, Carlos Alvarado, al apoyar la medida.
Julio terminó con 12 mil 742 nuevos contagios y el total llegó a 18 mil 574. Los focos en la región capital seguían activos y otros en Sucre, Vargas y Bolívar eran mencionados tímidamente por las autoridades. A pesar de ello, Nicolás Maduro anunció su intención de «emparejar» el sistema 7+7 a partir de agosto.
Picos en agosto y septiembre
En abril la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales anticipó en un informe la posibilidad de que entre junio y septiembre habría de 1000 a 4000 casos diarios, según sus proyecciones y el 11 de agosto las autoridades reportaron por primera vez más de 1000 contagios.
Durante el octavo y noveno mes del año Venezuela registró su pico de casos (28 mil 154 y 28 mil 394, respectivamente), tal y como lo calculó la Academia, aunque los subregistros y la capacidad diagnóstica saturada habrían impedido conocer un panorama más amplio de la pandemia.
Ya en ese momento las autoridades impidieron aún más conocer la situación en el territorio. Ya no se hablaba de focos, se detallaban menos los contagios y, por consiguiente, la población no tenía conocimiento de que tanta incidencia tenía el virus en sus comunidades o parroquias.
El 7 de septiembre inició el método de flexibilización «7+7 perfecto» que contempló siete días de cuarentena radical y siete de flexibilización por igual para todas las entidades, justo en momentos en los que la cifra diaria era de entre 900 y 1200 contagios y tanto zonas urbanas como rurales registraban nuevos casos.
El panorama actual
A pesar de que desde el gobierno de Nicolás Maduro se insiste en apelar a que la pandemia está «controlada», lo cierto es que las cifras reflejan que el virus sigue activo de forma similar a junio y julio y parece indicar —según cifras oficiales— que esta vez está en todo el territorio.
La cifra de trabajadores sanitarios fallecidos por síntomas de COVID-19 sigue aumentando (267 al 24 de noviembre, según la ONG Médicos Unidos) mientras que, según evaluaciones de la Academia de Ciencias, desde fines de octubre se ha vuelto a registrar un ascenso en el número de casos diarios que coincide con un aumento en la movilidad de las personas.
La epidemia en Venezuela sigue activa, con baja intensidad, aunque esta vez tanto en ciudades como en zonas rurales. Los expertos en Epidemiología advierten sobre una posible segunda ola de contagios en diciembre y enero, como consecuencia de la flexibilización ampliada.
