La muerte de Giuseppe Rafael Rojas tomó por sorpresa a familiares, amigos y compañeros de trabajo que por más de tres décadas conocieron en él a un hombre noble, sencillo, servicial, respetuoso y afable. Giuseppe era el hombre de confianza.
Giuseppe, desde su rol como mecánico y chofer logró ser ejemplo de constancia y dedicación por su labor callada y abnegada, inspirando confianza en quienes veían en él un modelo a seguir, razones por lo que deja un gran vacío y se convierte en alguien que se recordará por toda la vida.
Siempre demostró ser un trabajador incansable, por lo que durante años cada 1° de septiembre, la junta directiva del diario El Carabobeño le otorgaba doble premio a la Asistencia perfecta y Mérito al trabajo.
Giuseppe se fue sin poder despedirse, dos semanas antes de cumplir sus 57 años de edad. Se marchó con un cúmulo de proyectos con los que esperaba encontrar nuevos horizontes y un mejor porvenir. Sus esperanzas le fueron arrebatadas por la muerte, convirtiéndose en una estadística más de los miles de homicidios que se cometen a diario en toda Venezuela.
Giuseppe Rafael nació en Valencia de la unión de una venezolana y un italiano. Su padre vivió varios años con ellos y luego se fue a su país de origen, donde logró visitarlo a sus veinte años. Y después de cuatro décadas, en varias oportunidades intentó contactarlo sin éxito.
Giuseppe el amigo de todos
La desaparición física de Giuseppe deja un hondo pesar entre quienes formaban parte de su entorno más cercano. Y su sentido de pertenencia con la empresa editora lo llevó a permanecer en ella hasta sus últimos días, como parte de un grupo de compañeros que se mantiene de pie ante las adversidades laborales.
Guiseppe llegaba a El Carabobeño a cualquier hora, siempre presto a mostrar una solidaridad intachable, un comportamiento amigo, sin preocuparse por hacer las veces de chofer, mecánico, telefonista, vigilante. Giuseppe era el amigo de todos.
La noticia de su muerte hizo que cientos de sus excompañeros de trabajo residenciados en otras ciudades y fuera del país expresaran su asombro y rechazo por una muerte que no merecía.
Palabras de condolencia lleguen hasta su hijo Alexander Rojas, sus hermanos Fátima y Cheo, sobrinos y demás familiares, quienes invitan al acto velatorio este martes a partir de las 7:00 de la mañana, en la Funeraria Alianza, en la avenida Universidad, diagonal al Central Madeirense, en Naguanagua. Paz a sus restos.
