Es una situación alarmante. Para los pacientes oncológicos de la Fundación de Ayuda a los Niños con Cáncer (Fundanica) de Carabobo, el Hospital Universitario Ángel Larralde (HUAL), ubicado en Naguanagua, se ha convertido en un “corral de la muerte” debido a la falta de insumos y las precarias condiciones en las que se encuentra.
Así lo denunció la directora de relaciones institucionales de Fundanica, Virginia Segovia de Bolívar, al alertar que durante los primeros cuatro meses de este año han fallecido siete niños de la unidad de oncología pediátrica del HUAL.
A su juicio, la cuarentena por la pandemia de COVID-19 ha tenido un impacto dramático en la vida de los menores que son asistidos por la fundación, no solo por los riesgos de contagio propios del nuevo coronavirus, sino también por la agudización de las fallas de los servicios públicos.
“La ausencia de gasolina dificulta los traslados tanto de nuestros niños, como también del personal de enfermería y los médicos”, dijo en referencia a la crisis por combustible que se registra en el país desde hace casi dos meses.
Según la vocera de Fundanica, la escasez en el centro hospitalario es total. El sistema de salud pública solo les provee 20% de todos los medicamentos que requieren los niños con patologías oncológicas para cumplir con sus respectivos tratamientos. Además, necesitan otras cosas básicas como gel antibacterial y kits de transfusión de sangre.
En la unidad de oncología pediátrica del HUAL también se han reportado fallas con la distribución de agua y electricidad. Es por ello que los pacientes requieren agua potable para aseo personal y consumo, explicó Segovia de Bolívar.
La representante de Fundanica hizo un llamado a las autoridades del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS) a que brinden un especial apoyo a los niños con cáncer en medio de esta contingencia sanitaria. “Ningún niño debe morir en el amanecer de su vida”.