En un libro publicado en 2005, el historiador Germán Carrera Damas expone al bolivarianismo y al militarismo como «ideologías de reemplazo». Su lectura es obligatoria para tratar de entender la pseudo justificación de esta locura que estamos viviendo.

Pero además, dentro de la revolución hay otras «ideologías»,  que van desde el revisionismo histórico hasta simples consejos de desenvolvimiento cotidiano. Hace un tiempo me tocó vivir una aproximación a este tipo de «ideología».

La protagonista, una profesora venezolana que me tocó como vecina en un restaurante. Hablaba tan fuerte que yo, que estoy medio sorda porque tengo tinitus, la escuchaba como si estuviera en mi mesa. Confesó tener cuarenta y seis años y sentirse cómoda con el gobierno de Maduro tanto como se sintió con el de Chávez.

Entabló conversación con los comensales de otra mesa cercana, en voz lo suficientemente alta y clara para que todos los que estábamos a su alrededor la oyéramos bien. De hecho, pienso que era eso exactamente lo que deseaba.

Comenzó criticando sin piedad a Servando y a Florentino, los cantantes hijos del también cantante Alí Primera: «esos muchachos se desviaron del camino… lo único que les interesa es hacer real… y no se han dado cuenta de que ahora Venezuela es otra… uno no está aquí para hacer real».

Poco después y de manera contradictoria, dijo que era «cacica» en el lugar donde vivía, y le ofreció a una de las muchachas con las que hablaba, cuando supo que era arquitecta: «tú me diseñas unas casitas, nos asociamos, tengo quien nos dé un crédito ¡y vas a ver cómo nos tapamos de real! Por lo visto, en esta «otra Venezuela», sólo algunos «caciques» pueden «taparse de real». Esos caciques hoy en día se llaman, simplemente, enchufados.

Luego pasó a explicar que «no importaba dónde se estudiaba, lo importante era estudiar». Por supuesto, si la elección está entre estudiar algo y no estudiar nada, la afirmación es válida. Pero en la vida real no hay reemplazo para una buena escuela, un buen liceo y una buena universidad. El régimen que justifica la piratería en educación perpetúa la mediocridad y crea más vasallos, porque una persona mal preparada sólo encuentra trabajo en el sector público, si es que lo encuentra.

Más tarde tocó el tema del Libertador Simón Bolívar: «El fue distinto a todos los demás godos de Caracas, porque a él lo criaron las negras (sic), que no
eran venezolanas, sino africanas»… ¿Africanas? ¿Y dónde quedaron Simón Rodríguez, el abuelo Esteban Palacios, el Padre Andújar y los viajes a Europa?, me pregunté yo. ¿Será que la profesora no aprendió que la causa de la independencia en sus primeros años no fue abrazada por el pueblo llano, sino que tuvo que llegar Páez para que indios, mestizos, pardos y negros cambiaran de bando?… De cualquier manera, no entiendo qué perseguía la profesora con esta afirmación.

Como corolario, pasó a descargarse a los maracuchos: «Maracaibo es Miami: los maracuchos son más de allá que de acá, y eso tiene que cambiar». Ni una mención al infierno que están pasando los zulianos con la falta de todos los servicios básicos, empezando por la electricidad. Tal vez su silencio explica el éxito que ha tenido el gobernador Rosales en ir contra la corriente.

¿Ideóloga de la revolución?… Como decía Omar Lares, ¡se cansa uno!

@cjaimesb




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