José Altuve caminó al home para batear por última vez en la víspera de su cumpleaños. La pizarra estaba igualada a seis carreras entre sus Astros de Houston y los Ángeles de Los Ángeles, el viernes, en Anaheim. La noche avanzaba. Bud Norris estaba en la lomita, en el décimo inning. El bullpen de los texanos había dejado escapar la ventaja en la entrada anterior. Los siderales buscaban la chispa que les devolviera la iniciativa, y el camarero se las dio.
El hit de Altuve hacia la mano contraria inició otra reacción de su equipo, una de las tantas que ha encabezado desde que llegó a las Grandes Ligas, en 2012. De inmediato, robó la segunda base y anotó con otro sencillo de Carlos Correa. Esa rayita marcó la diferencia y selló otro triunfo de los Astros.
Fue el último turno con 26 años de edad para el infielder nacido en Puerto Cabello y criado en Maracay.
Altuve llegó este sábado 6 de mayo a 27 años de nacido y tiene razones de sobra para celebrar. Houston ocupa el primer lugar en el Oeste de la Liga Americana, con 20 victorias y 10 derrotas. Él ha vuelto a ser un pistón en esa maquinaria, como ocurre desde su graduación en las Mayores. Y su inatrapable número 1.078 fue un recordatorio de lo rápido que ha ido en su camino como ligamayorista.
El intermedista le lleva ventaja al mismísimo Pete Rose en la cuenta hiteadora. El rey de todos los tiempos sumaba 1.032 cohetes después de 858 juegos, la misma cifra que alcanzó el venezolano antes de soplar las velas del pastel.
Altuve también va por delante de Rose en el calendario. El legendario toletero ambidiestro tenía entonces 27 años y cuatro meses de nacido, todavía no había logrado su primera corona de bateo y apenas estaba en ruta a conseguir su segundo liderato de incogibles, allá por 1967. Su línea ofensiva era relativamente discreta, para alguien que recogió todo lo que finalmente cosechó: tenía .298/.357/.419, con 532 anotadas, 172 dobletes y 56 cuadrangulares.
Lo mejor estaba por venir para Charlie Hustle: sus anillos de Serie Mundial, el récord de indiscutibles, que todavía estaba en manos de Ty Cobb, y su inmortalidad postergada.
Altuve, que ha sido campeón bate en dos ocasiones, está en busca de su cuarto liderato consecutivo en hits, ya con tres zafras sobre 200. También persigue su tercer título entre los estafadores y su línea es de .311/.354/.437, con 467 carreras, 209 tubeyes y 64 bambinazos.
El aragüeño es 120 días más joven que Rose para el mismo momento de sus trayectorias. Y poco a poco ha ido transformándose en una fuerza capaz de hacer muchas cosas distintas en el lineup de los Astros.
Varias decenas de jugadores han sumado 1.078 conexiones a tierra de nadie antes de cumplir los 27 años de edad. Pero Altuve, de acuerdo con el buscador de Baseball Reference, es sólo el cuarto en esa lista con también 200 almohadillas robadas, 60 vuelacercas y 200 biangulares.
El club está formado por notables figuras y todos son latinos: sus otros integrantes son el dominicano César Cedeño, el colombiano Edgar Rentería y el puertorriqueño Roberto Alomar, miembro del Salón de la Fama.
La presencia del gran Alomar permite trazar otra raya para comparar con sus pares lo que hasta ahora ha hecho Altuve. Únicamente cuatro defensores del segundo saco han dado tantos imparables antes del vigésimo séptimo cumpleaños. Antes lo hizo el boricua, y también Rogers Hornsby y Bobby Doerr, todos con una placa en Cooperstown.
Rose pisó el acelerador en 1968. A partir de esa fecha, amarró sus tres títulos de bateo y seis veces más encabezó la Liga Nacional en cohetes disparados.
Altuve deberá demostrar si es capaz de mantener el ritmo, como sus predecesores. Pero ahora que ha añadido los jonrones a su currículo (sacó 24 en 2016 y tiene una proyección de 22 en 2017), parece estar diciendo con el madero que lo mejor también está por venir.
Con información de Las Mayores