“Me subieron al piso 11 y mientras rezaba le dije al policía que le daba mi laptop y que me perdonara la vida. Llegué a mi apartamento y ya me habían tumbado la computadora. Me acordé de mis botas Nike Kyrie Irving que todavía estaban en una caja. Me las aceptó y me dejaron sano”, así lo cuenta a El Pitazo un joven de 19 años, quien se considera a sí mismo como un sobreviviente de la operación policial que se llevó a cabo la tarde del lunes 12 de noviembre en la torre Viasa, frente a la Plaza Morelos en Caracas.

El joven, que trabaja en el negocio de la ralladura, fritura y venta de tostones junto a su pareja, cuenta cómo el par de zapatos hizo que funcionarios de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) le perdonaran la vida. El motivo: luego de que lo subieran al piso 11, donde se llevaron a cabo los siete presuntos ajusticiamientos por organismos del Estado, ofreció sus botas deportivas nuevas y lo dejaron salir de la edificación.

“Cuando llegaron los funcionarios, a eso de las 2:00 p.m., todos fuimos obligados a bajar a planta. Un efectivo del FAES me preguntó si tenía antecedentes; le dije que no. Me gritó que si estaba solicitado, me iba a matar ahí mismo”, destacó el joven que, a pesar del trance, la mañana del 13 de noviembre seguía en su faena “porque el trabajo no puede parar y son 500 soberanos que perdemos al día si nos declaramos de brazos caídos”.

Otros testigos del hecho destacaron que ni efectivos de las FAES ni de la PNB confirmaron vía radio si los hombres que se encontraban en la planta baja del inmueble, que fue invadido hace 13 años, tenían antecedentes policiales. “Ni a mi ni a los otros vecinos que nos salvamos nos ‘radiaron’. Lo que hicieron fue bajarnos a todos a planta. Nadie sacó armas de nada. La gente debe saber que no hubo enfrentamiento de nada. Mataron al que quisieron y los demás se quedaron con las caras tapadas con sus propias camisas”, relata el joven, que pidió omitir su identidad.

El considerado sobreviviente, mientras freía unos plátanos y cortaba otros, narró lo que vivió cuando fue seleccionado por el policía que hizo las veces de juez y verdugo: “En primer lugar, me dijeron que a los que llevaban al piso 11 era porque estaban de mala conducta en las calles. Yo les dije que solo me dedico al plátano. A gritos me dijeron que me callara, que si seguía de bocón me sembrarían creepy. Y no era mentira, tenían un paquete de unas 30 varas. Esa gente no amenaza en vano”.

Cuenta que cuando llegó al piso 11 en compañía de los funcionarios, solo pensó en la forma de escaparse del ajusticiamiento. Para ello empezó a hacer un inventario de sus objetos de valor. Pensó en su laptop en primera instancia. “Yo les dije a los policías que cómo hacíamos para negociar mi boleto a la vida. Me dijeron que qué tenía de valioso. Les dije que mi laptop, pero cuando llegué a mi cuarto ya los funcionarios habían pasado raqueta y me sentí con el agua al cuello. Me dije a mi mismo: bueno, nada, me mataron”.

La salvación del joven, y así la reseña, fueron las mencionadas botas Nike, que compró el 10 de noviembre en un centro comercial. Tras ofrecer los zapatos, los funcionarios le dijeron que aceptaban el trato y lo dejaron bajar de nuevo a la planta baja de la edificación.

“Mis zapatos me costaron BsS 14.000. Los policías comenzaron a vendérselos entre ellos a 80 dólares y 100 dólares. Yo no les paré. Solo le dije: hermano, hicimos negocios, sácame de aquí, y me fui a ver a mi mujer”. El joven quedó fuera de su apartamento hasta las 11:00 p.m., luego de que los funcionarios abandonaran la antigua torre Viasa.

Con información de El Pitazo




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