La sala de reuniones del Comité de Ministros del Consejo de Europa, en Estrasburgo (este de Francia), durante una jornada de puertas abiertas con motivo del 70 aniversario de la organización, el 5 de mayo de 2019. AFP

Los parlamentarios rusos podrán regresar este martes a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (APCE), para disgusto de Ucrania, tras cinco años de crisis en el seno de esta organización paneuropea de defensa de los derechos humanos.

Después de nueve horas de turbulentos debates y de la votación de múltiples enmiendas, 118 parlamentarios de los Estados miembros del Consejo de Europa aceptaron la madrugada del martes la posibilidad de que Rusia vuelva a participar en la APCE, lo cual no ocurre desde la anexión de Crimea en 2014.

Otros 62 parlamentarios del hemiciclo del Consejo de Europa, situado en la ciudad francesa de Estrasburgo, votaron en contra y 10 se abstuvieron.

La APCE es uno de los órganos del Consejo de Europa, que reúne a las delegaciones de parlamentarios de los 47 Estados miembros. Sus decisiones no tienen carácter vinculante, pero emite recomendaciones o pide cuentas a los gobiernos en materia de derechos humanos y democracia.

Desde 2014, también representa un escenario descentralizado del conflicto entre Rusia y Ucrania.

Como sanción por la anexión de Crimea, la delegación rusa ante la APCE quedó privada en 2014 de su derecho a voto en el seno de este organismo. Moscú respondió boicoteando la instancia y, desde 2017, dejó de pagar su contribución anual al presupuesto del Consejo de Europa.

Ante la perspectiva de volver a ser sancionada, Rusia, que mantiene una atormentada relación con esta organización con 70 años de historia, amenazó con abandonar por completo el Consejo de Europa, algo sin precedentes y que habría privado a los ciudadanos rusos de la posibilidad de recurrir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), su brazo jurídico.

«Sería peligroso que debido a cuestiones geopolíticas que se desarrollan en otros lugares […] acabemos privando a millones de ciudadanos de acceso a las instancias que protegen sus derechos», consideró el lunes en Estrasburgo la secretaria de Estado francesa para Asuntos Europeos, Amélie de Montchalin.

La posibilidad de que los rusos se vieran privados del acceso al TEDH, que permite un último recurso jurídico –incluso aunque Moscú no siempre aplique sus fallos– fue lo que hizo que la mayoría de países se convenciera de que era mejor tener a Rusia dentro de la organización.

Para hacer posible el regreso de Rusia, la APCE adoptó un texto que permite excepcionalmente a un país presentar una delegación a lo largo del año y que excluye la posibilidad de privarlo de sus principales derechos de voto.

Pagar la factura

El lunes, antes incluso de conocerse el resultado de la votación, Moscú puso ya a su delegación rumbo a Estrasburgo, indicó el vicepresidente de la Duma, Piotr Tolstoi, citado por la agencia Ria Novosti y quien celebró con anticipación la resistencia de una «mayoría con una mente sana» ante «la histeria de una pequeña minoría».

La sede del Consejo de Europa, en la ciudad francesa de Estrasburgo, el 5 de mayo de 2019. AFP

Esta delegación podría presentar sus poderes este martes, ante lo que se espera un rechazo de los ucranianos. En cualquier caso, los parlamentarios rusos podrán participar el miércoles, como reclaman, en la elección del sucesor del noruego Thorbjørn Jagland en el puesto de secretario general del Consejo de Europa.

Ucrania, respaldada por los países bálticos y por Reino Unido, sigue oponiéndose al regreso de Rusia a la APCE, lo que considera una primera deslealtad a las sanciones impuestas a Moscú tras la anexión de Crimea.

El parlamentario ucraniano Oleksi Gonsharenko mostró su indignación ante esta voluntad «de acoger al agresor con los brazos abiertos en el hemiciclo».

Volodimir Ariev, jefe de la delegación ucraniana, consideró que así se envía «un mensaje muy malo: ‘Hagan lo que quieran, anexionen los territorios de otros países, maten a gente de otros países y no pasará nada'».

Moscú deberá también saldar sus cuentas, con una factura que se eleva a unos 75 millones de euros, intereses incluidos, en un momento en que el Consejo de Europa empezó a apretarse el cinturón y prevé una reducción de actividades y supresión de empleos. AFP




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