Fanny RondónTorres, médico venezolana en Argentina

Fanny Rondón Torres es cirujana plástica y miembro adherente de la Asociación Argentina de Quemaduras. Llegó el 4 de agosto de 2014 al país sureño y aunque no fue fácil el camino, hoy aporta su profesionalismo y vocación a la provincia que se convirtió en su segundo hogar.

 “Me siento muy orgullosa de haberme formado en Venezuela. Aprender medicina en Venezuela es algo muy valorable. Creo que una de las fortalezas del médico venezolano en el exterior es eso del trato humanizado, de no solo ver al paciente sino su entorno. Esa dulzura, esa calidez y ese tacto para llegarle al otro. Y también siento mucho orgullo de mirar atrás, ver todo el esfuerzo y todo lo que ha pasado para llegar a este momento, es muy reconfortante”.

Un procedimiento quirúrgico inédito

Es la primera vez que se hace este procedimiento con piel cadavérica en la provincia de Santiago del Estero, al norte del país. El Hospital Centro Provincial de Salud Infantil Eva Perón fue el escenario para que el personal médico hiciera lo que mejor sabe hacer: salvar vidas.

Y allí estaba ella, la doctora Fanny, con un equipo de profesionales que lo dieron todo en un proceso que según cuenta a Todos Ahora, resulta bastante minucioso para lograr resultados positivos.

“Para tratar quemaduras graves se necesita mucho más que un cirujano, se necesita de un equipo interdisciplinario. El tejido se mantiene a temperatura de -24 grados centígrados, y el proceso para descongelarlo sin que sufra ningún trauma, es minucioso, por cada uno de los pasos que conlleva, desde el pedido administrativo hasta lograr trasladarlo en cavas refrigerantes especiales”.

“No dudé en utilizar la piel cadavérica ni un instante”

Para la médico especialista en quemaduras infantiles no hubo duda alguna en aceptar esta opción, pues la prioridad era salvar la vida de la niña. “No era una cuestión menor y no lo dudé. Cuando hablé al banco de tejidos para solicitar membrana amniótica que era lo que tenía planeado utilizar, ellos ofrecieron piel cadavérica por ser mucho mejor, más estable y un apósito temporal biológico, que se maneja como un injerto propio del paciente”.

Según nos explicó este tejido se maneja como un injerto propio del paciente. Se coloca y se deja cicatrizar y generalmente los pacientes tras este proceso, al cerrar la herida se recuperan muy bien, tal como le ocurrió a la pequeña.

Para la venezolana al mirar el resultado de esta y otras intervenciones quirúrgicas que han salvado la vida de sus pacientes, se siente el deber cumplido. “Ver a la niña recuperada es una satisfacción enorme, verla sonreír al mandarla a su casa y que empatice con todo el personal, no tiene precio, es el mejor resultado; y creo que le pasa a cualquier médico o personal de la salud”, agregó.

Del Zulia a Santiago del Estéro

Aunque su familia tiene orígenes andinos, Rondón es zuliana. Nació en un pueblo llamado Lagunillas, un campo petrolero ubicado en la Costa Oriental del Lago. Al comenzar la universidad se mudó a Maracaibo, donde estudió su carrera en la Universidad del Zulia. Tiempo después  vivió en la capital del país para seguir formándose como profesional de la salud.

Como muchos venezolanos decidió salir de su tierra por el escenario poco favorable que veía a su alrededor. Sin embargo, antes de tomar sus maletas, lo intentó todo para quedarse.

Luego de varios episodios donde le vio la cara de frente a la inseguridad en Caracas, se mudó al interior del país donde se suponía podría encontrar tranquilidad, pero otros aspectos la hicieron decidirse por Argentina como nuevo destino en el año 2014.

“La migración no es nada fácil”

Fanny reconoce que el camino del migrante no es fácil, y le parece paradójico que para el venezolano tanto vivir dentro de su país, como fuera de él, sea complicado. “No tenemos una historia de migrantes, no nos enseñaron eso, jamás pensamos que íbamos a pasar por esto. Lo que sí creo es que somos muy resilientes, para convertir las cosas no tan agradables en fortalezas”.

En lo que respecta a su caso específico, la mayor complejidad, fue el llegar a un país que no había firmado un convenio de homologación de títulos o reconocimiento de títulos, que tenía que haberse hecho en Margarita en el año 2013.

Fue un proceso largo que dura entre tres a siete años, con varios intentos fallidos, donde finalmente por un decreto pudo obtener en el año 2019 su convalidación por el Ministerio de Educación y el Ministerio de Salud Argentino.  “No es un camino fácil pero hay que tener mucha paciencia y perseverancia en cada paso que des”.

Lee el trabajo completo en todosahora.com

 




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