La Orden Alfredo Fermín

El gremio periodístico carabobeño, a pesar de las diferencias propias que nos caracterizan como seres humanos, demostró cohesión y hermandad durante la segunda edición de la entrega de la Orden Alfredo Fermín, reconocimiento con el que recordamos a uno de los más grandes comunicadores sociales que haya ejercido en nuestro estado. En este sentido, portar la Orden Alfredo Fermín representa un gran compromiso ético y de lucha en defensa de la democracia venezolana.

Me correspondió conformar el consejo que escogió a los ganadores. De todos ellos nos sentimos orgullosos. Carolina González, una mujer aguerrida, que se ha mantenido en pie de lucha sensibilizando sobre la relevancia de proteger la libertad de expresión, el libre acceso a la información y la propia integridad periodística, en un país en donde sus gobernantes consideran a los comunicadores sociales objetivo de guerra. Nos ven como enemigos cuando no aplaudimos sus gracias, visibilizamos corruptelas y sinvergüenzuras. En esta cruzada anda la licenciada González, firme ante la barbarie. Hoy día El Carabobeño se mantiene a flote, gracias a su ímpetu, mística, responsabilidad, disciplina y la perseverancia de todo el equipo que la acompaña.

El momento fue propicio para recordar a Alecia Franco de Ortega, la gran dama de las relaciones institucionales en esta ciudad. Incondicional, gremialista, defensora de Valencia, del arte y del buen gusto. Durante esta esta entrega post mortem aplaudimos a Alecia como nunca. El gremio estaba en deuda con esta periodista, quien siempre demostró sensibilidad a los problemas del prójimo y buscaba la manera de ayudar. Su hijo Diego, a quien los periodistas le tenemos un gran cariño, fue el encargado de recibir este homenaje a su señora madre. Donde quiera que esté, Alecia debe estar sonriente y contenta por recibir esta Orden que lleva el nombre de uno de sus más grandes amigos.

Luis león Guerra también fue homenajeado. Toda una vida ejerciendo esta noble profesión. Son más de 50 años dando lecciones con su arduo trabajo, reflexionando del acontecer nacional y hoy más que nunca, cuando tiene la oportunidad de dirigirse al público, resalta la imperiosa necesidad de mantenernos en pie de lucha como gremio, defendiendo el derecho a informar y ser informados. ¡Bravo por el tocayo!

Por último, se reconoció a Fedecámaras Carabobo, institución que, a pesar del contexto hostil de los últimos años, se ha mantenido firme, apostando por Venezuela, por su gente. Con este conferimiento se reconoce al empresariado responsable, que como decimos en criollo, le “echa un camión de bolas” en medio de la adversidad. Nada que ver con los llamados enchufados que hacen negocios privando el interés particular. Abogamos entonces por un empresariado con garantías, marcos jurídicos claros y favorables para que se reactive la economía y se sigan generando puestos de trabajo.

Aprovecho para felicitar al Colegio Nacional de Periodistas seccional Carabobo, por la impecable organización y el mensaje positivo que transmitió la invitada especial a la cena de la prensa, evento que siguió tras la entrega de la Orden. Ana Vacarella movió sentimientos y nos recordó que la vida es efímera, hay que asumir retos y aprender a bailar bajo la lluvia.




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