Miedo y traumas permanecen junto con las cicatrices tras 10 años de la tragedia de Amuay
Tragedia de Amuay, explosiones en la refínería falconiana en agosto de 2012 / Foto: Cortesía (El Universal)

Tres días antes, el olor a gas ahogaba la atmósfera y se expandía hacia sectores como San José, Yauma y Centro Abajo en la comunidad de Amuay, donde está ubicada una de las plantas del Centro de Refinación Paraguaná (CRP) en el estado Falcón, un complejo refinador de petróleo que llegó a constituirse como el segundo con mayor capacidad del mundo.

Aun cuando pobladores y otros líderes se acercaron a las autoridades de Pdvsa para informar el acontecimiento, éstas no activaron los protocolos de prevención, seguridad y comunicación. Y llegó el 25 de agosto de 2012. A la 1:10 de la madrugada, se produjo la primera explosión debido a la fuga de gas en el bloque B-23 de almacenamiento del complejo refinador de Paraguaná, debido, presumiblemente, al daño de los sellos que protegen las bombas de almacenamiento P200A/ B/C.

Señala la asociación civil Gente del Petróleo que los gases acumulados (olefinas) durante tres días de fuga ocasionaron una explosión con una onda expansiva de gran magnitud, trayendo como consecuencia la destrucción de viviendas, comercios, estructuras aledañas y el Destacamento Nº 44 de la Guardia Nacional.  Unas 48 personas perdieron la vida, hubo cinco desaparecidos y 156 heridos.

Era “guerra avisada”, pero…

El ente también señala que organizaciones sindicales vinculadas a la industria petrolera en los años 2006, 2009 y 2012 advirtieron la posibilidad de un accidente en Amuay, pero dado que Pdvsa distrajo su misión para dedicarla a planes de proselitismo político, descuidó las inversiones y el mantenimiento preventivo. También faltaban profesionales con experiencia al frente de la gerencia y las operaciones.

También lo califica como “el más grave accidente ocurrido en la industria petrolera venezolana”, que pudo evitarse si se hubiese prestado atención a la secuencia de eventos previos a la explosión e incendio. Pero, la lamentable ausencia de los sistemas de alarma, de procedimientos efectivos de combate de incendios y de la aplicación oportuna de una ordenada evacuación, determinó la magnitud del mismo.

La forma en que el Gobierno nacional manejó la Tragedia de Amuay también generó zozobra y confusión: tanto el Presidente de la República para la época, como autoridades de Pdvsa (Rafael Ramírez, Eulogio del Pino, Iván Hernández y Wills Rangel), declararon a primera hora que la tragedia se produjo por falta de mantenimiento y deterioro de algunos equipos operativos, sin embargo, en la tarde del 25 de agosto de 2012, cambiaron su versión, atribuyendo el hecho a un sabotaje.

Informes demoledores

Gente del Petróleo cita un informe técnico del Centro de Orientación de Energía (Coener), coordinado por el recordado ingeniero Francisco Javier Larrañaga, y otro de la ONG Transparencia, concluyen que el evento se debió al incumplimiento de las normas que rigen a estas plantas, a fallas en la de supervisión, así como a la falta de mantenimiento preventivo y correctivo.

La ausencia de institucionalidad no ha permitido exponer un informe oficial y objetivo de este suceso que conmocionó a la sociedad venezolana y que dejó profundas cicatrices en la comunidad de Paraguaná (Falcón).

Concluye que, al día de hoy, lamentablemente, los accidentes se repiten en la industria petrolera, con derrames, incendios y hundimiento de plataformas y gabarras, afectando a los trabajadores, a las comunidades, al ambiente y al patrimonio nacional.

Nota de prensa.




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