Miles de seguidores de Donald Trump celebraron el sábado en Washington una manifestación principalmente festiva, salvo por algunos incidentes registrados al final, en la que expresaron su «amor» al mandatario derrotado en la elección presidencial y denunciaron un «robo» electoral, pese a la ausencia de pruebas.

En un mar de banderas estadounidenses, gorras rojas y pancartas que denunciaban el «robo» de las elecciones del 3 de noviembre, al menos 10.000 personas se reunieron en la Plaza de la Libertad, a pocas calles de la Casa Blanca.

En su trayecto para ir a jugar al golf, el presidente republicano, que todavía no ha reconocido su derrota en las elecciones frente al demócrata Joe Biden una semana después de conocerse los resultados, pudo ver desde su limusina blindada a sus simpatizantes.

El convoy presidencial pasó frente a los manifestantes, que gritaban: «¡Cuatro años más!, ¡Cuatro años más!» o «¡USA!, ¡USA!».

Una escena inusual en el corazón de la capital estadounidense, donde Biden obtuvo el 3 de noviembre el 90% de los votos de la ciudad.

«El presidente Trump merece ver quién lo apoya, sentir el amor que le tenemos», dijo Kris Napolitana, de 50 años, quien acudió desde la cercana ciudad de Baltimore.

Otros, como Pam Ross, que condujo más de ocho horas desde Ohio, en el norte del país, vinieron desde mucho más lejos para asistir a estas protestas convocadas por diferentes grupos, incluyendo la milicia de extrema derecha «Proud Boys».

Los demócratas «están tratando de impulsar a Joe Biden al poder lo más rápido posible porque saben que el robo de las elecciones se demostrará con el tiempo», dijo Ross bajo su gorra rosa de «Mujeres por Trump».

El presidente saludó en Twitter las manifestaciones en su honor y, exagerando su convocatoria, aprovechó la ocasión para reiterar sus acusaciones -sin fundamento- del supuesto fraude electoral del que se dice víctima.

«Cientos de miles de personas muestran su apoyo en (Washington) DC. Ellos no tolerarán una elección amañada y corrupta!», tuiteó por la tarde.

Su portavoz Kayleigh McEnany fue aún más lejos, refiriéndose a «más de un millón de personas».

Un poco más tarde, en nuevos tuits, el mandatario habló nuevamente de fraude y se quejó también de la parcialidad de los medios de comunicación en los reportes sobre la manifestación.

Ambiente de mitin

Los manifestantes pro-Trump recorrieron las calles en su mayoría sin mascarillas contra el coronavirus y clamando un segundo mandato para el republicano, en un ambiente de mitin de campaña.

«Va a ser muy complicado, pero todo es posible con la ayuda de Dios», dijo Kathleen Erickson, cuyo avión a Washington desde Colorado estaba, según ella, «repleto de partidarios de Trump».

En el centro de Washington, la mayoría de tiendas fueron protegidas con tablones ante el temor de enfrentamientos violentos entre partidarios de Trump y sus opositores, luego de que se anunciaran también contramanifestaciones.

Al caer la noche, efectivamente se produjeron algunos enfrentamientos entre seguidores y detractores de Trump, pero sin mayores consecuencias.

La policía de Washington anunció que había realizado 20 arrestos, cuatro de ellos por infringir la ley de armas de fuego y uno por violencia contra un policía.

Los resultados de todos los estados ya fueron anunciados por las grandes cadenas de televisión del país. Biden consiguió 306 votos electorales, contra los 232 del presidente saliente: justo las mismas cifras, pero a la inversa, que en la victoria del magnate republicano -calificada entonces por él como un «maremoto»- frente a Hillary Clinton en 2016.

Aunque todavía debe realizarse un recuento de los votos en Georgia, donde la diferencia es muy pequeña entre ambos candidatos, el resultado no cambiará nada el desenlace final: Biden dispone, pase lo que pase en Georgia, de los 270 votos electorales necesarios para abrirse las puertas de la Casa Blanca.

Biden, exvicepresidente de Barack Obama y quien cumplirá la próxima semana 78 años, salió en cambio el sábado a dar una vuelta en bicicleta por las cercanías de su casa de vacaciones en Rehoboth Beach, en Delaware.

Trump, por su parte, continúa extendiendo la confusión sobre sus intenciones.

El viernes estuvo a punto de reconocer la victoria de su rival, pero retrocedió in extremis.

«Con suerte, lo que pase en el futuro, quién sabe qué gobierno será, supongo que el tiempo lo dirá», afirmó.

Pero varias agencias federales han rebatido frontalmente las acusaciones de irregularidades vertidas por el presidente.

«La elección del 3 de noviembre fue la más segura de la historia de Estados Unidos», afirmaron en un comunicado conjunto varias autoridades electorales locales y nacionales, entre ellas la agencia de ciberseguridad y de la seguridad de las infraestructuras (CISA), que depende del ministerio de la Seguridad Interior. AFP




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