(Foto cortesía)

Quince horas duró el recorrido de Pedro Hurtado, gandolero de 62 años, sin que fuera debidamente atendido en ninguno de los ocho centros de salud a los cuales fue llevado luego de sufrir una grave herida en su brazo izquierdo, producto del estallido de un caucho.

El hombre murió irremediablemente a las 5:00 de la madrugada del sábado dentro del carro de su hijo, que lo llevó por todos los centros de salud y cuando se aproximaban por segunda vez al hospital Domingo Luciani, de El Llanito, expiró en sus brazos.

Hurtado vivía en Guarenas y se encontraba el viernes a las 2:00 de la tarde en Kempis, autopista Gran Mariscal de Ayacucho, asegurando el caucho de repuesto de su gandola para emprender viaje, pero el neumático, que estaba sobrecargado de aire, estalló.

El impacto más fuerte lo recibió en el brazo y también presentó una lesión de menor importancia en la frente. En el hospital de Guarenas no lo atendieron y fue referido al Llanito, donde le dieron primeros auxilios, le hicieron una placa, la cual indicaba que no había fractura, pero no lo recluyeron porque no había cirujano cardiovascular para operarlo.

En el hospital Pérez de León II de Petare no lo recibieron, se dirigieron al Pérez Carreño y las placas indicaban que tenía triple fractura y cercenada la arteria braquial, por lo cual debía ser intervenido. En ese centro les indicaron que estaban llamando al cirujano y no respondía, se trasladaron al Hospital Universitario de Caracas y tampoco lo recibieron.

El señor Hurtado se debilitaba cada vez más, casi no tenía fuerzas para  bajarse del carro cuando llegaban a algún puesto asistencial. Visitaron dos clínicas en San Bernardino, porque el paciente contaba con seguro de hospitalización, y les dijeron que no había médicos debido a la huelga. En esas dependencias ni siquiera llegó a salir del vehículo.

Tarde y noche del viernes, y madrugada del sábado transcurrieron sin que la víctima pudiera recibir la debida atención.

Camino al Domingo Luciani, el hombre expiró. Sus familiares lo sacaron del carro, lo ingresaron al centro asistencial donde certificaron que no tenía signos vitales y lo trasladaron a la morgue.

Hurtado era zurdo y en aquellas 15 horas pudo manejar la idea de reinventarse aprendiendo a utilizar su mano derecha, debido a la irremediable pérdida del brazo izquierdo, pero no sobrevivió. Dejó cinco hijos y seis nietos.

 




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