(Foto cortesía)

Las preocupaciones de Wilmary Rojas eran muchas al dar a luz a su hija prematura. Fue hace nueve años. La actividad pulmonar de Maya era la prioridad y no había motivos para alarmarse por la falta de alguna vacuna. En ese momento era simple: No había escasez. Ahora conoce los riesgos de sus dos niñas menores. No están protegidas ni contra la varicela, una enfermedad contagiosa que ha mutado en el país al no incorporarse las cepas correspondientes desde hace cuatro años.

Es normal que se den brotes de lechina. En las escuelas es frecuente. Pero desde que la inmunización no existe el virus ha cambiado, se ha transformado y los pediatras no saben cómo tratarlo. Le pasó a Andrés Pulido, un niño de un año. Amaneció hace dos meses con una erupción en la piel. Su madre pensó en todo, incluso en escabiosis. El último dermatólogo que lo examinó le diagnosticó, con muchas dudas prurigo, una lesión que aparentemente obedecía a una alergia por picadura de insectos. Pero el tratamiento no funcionó y la conclusión a la que llegaron todos los especialistas es que se trataba de varicela mutada.

Al no estar vacunado, Andrés no ha logrado sanar por completo. Wilmary quiere evitar pasar por esa experiencia con sus dos hijas menores Magia y Vivian Centeno de dos y tres años. Ha insistido en centros públicos y privados. No ha tenido suerte. Su pediatra le recomendó viajar fuera del país para poder inmunizar a las niñas. No hay otra opción.

Pero la varicela no es el único problema. El esquema de vacunación nacional contempla la introducción de una nueva cepa de la antigripal o influenza cada año. Durante los últimos tres ha llegado con retraso. Era a finales de agosto cuando tradicionalmente se recibía. El año pasado fue en noviembre. Esta vez la importación no se ha hecho. Los laboratorios privados que lo hacían no cuentan con divisas y el Estado, que goza de una tasa protegida de 10 bolívares por dólar, tampoco lo ha hecho.

La vacuna tiene que aplicarse todos los años porque los gérmenes cambian, no son los mismos en cada temporada

Gastón González tiene 26 años como neumonólogo infantil. En toda su experiencia es la primera vez que tiene casos recurrentes de afecciones bronquiales cada vez más difíciles de tratar. Los antibióticos pocas veces tienen el efecto esperado y los niños que sanan suelen recaer a las pocas semanas. Todo como consecuencia de la falta de inmunización. “La vacuna tiene que aplicarse todos los años porque los gérmenes cambian, no son los mismos en cada temporada. Los menores de cuatro años son los más vulnerables, todo como consecuencia del esquema de vacunación socialista”.

Al escuchar esa explicación, Morela Rodríguez supo lo que pasaba con su hijo. Ella estaba en el consultorio de González y la tos del niño no paraba. Las nebulizaciones frecuentes, los esteroides y demás medicamentos -todos escasos- no le resolvían el problema. Todo indicaba que la falta de la inmunización era la causa. El doctor se lo confirmó: “Cualquier virus gripal al que se exponga se le contagiará”.

También hay fallas severas con el suministro de la antirotavirus. Las dos dosis de esta vacuna deben ser aplicadas antes de los cuatro meses para prevenir cuadros de diarrea severa. La falta de inmunización expone a quien no la haya recibido a presentar enfermedades estomacales recurrentes.

La antineumococo está en la lista de las más difíciles de conseguir en los centros asistenciales. Esto genera una población infantil más amplia expuesta a la posibilidad de contraer la enfermedad por el neumococo, neumonías complicadas, meningitis, otitis media y septicemia.

En general este año se ha recibido en el país menos de 30% de las vacunas que se importaban tradicionalmente, de acuerdo a la infectóloga pediatra María Alejandra Rosas. Eso expone al resto de la población a brotes epidemiológicos que se pueden complicar. “Está sucediendo con la difteria, que es una bacteria que no ha desaparecido en el mundo y si alguien infectado llega al país, 70% de la población vulnerable está expuesta a contagiarse”. El índice de recién nacidos que pierde los lapsos prescritos para la colocación de vacunas va en ascenso.

Jornada de vacunación en Ciudadela Valencey de San Diego

RECONOCIMIENTO DE LA CRISIS

De acuerdo al informe de memoria y cuenta 2015 del Ministerio de Salud, la Empresa Socialista para la Producción de Medicamentos Biológicos C.A. (Espromed Bio C.A.) tuvo un presupuesto total de  778 millones 430 mil 981,18 bolívares, de los que se usó 85% y se ejecutó 62% de los objetivos plateados. Los números de esta compañía están en rojo. Los egresos están 268% por encima de los ingresos, que fueron de 289 millones 960 mil bolívares.

En el mismo documento se reconoce de manera oficial la crisis, al establecer como obstáculos la dificultad para encontrar proveedores con la mayor disposición y variedad de elementos, materiales, piezas y partes necesarias, generando el impedimento de la plena ejecución de planes y metas trazadas. “Además de retraso en las aperturas de las cartas de crédito y asignaciones de divisas, tramitadas ante el Banco Central de Venezuela, para la adquisición de repuestos e insumos para la producción, en virtud, de la demora en los meses para su respectiva aprobación, ocasionando el retraso en la adquisición de los materiales, repuestos y servicios con los proveedores internacionales.

 

SIN INVENTARIO

A las 2:00 a.m. tuvo que llegar Lorena Martín al ambulatorio de su comunidad. Ya había otras cinco mamás esperando. El día anterior preguntaron por la disponibilidad de la BCG, que se debe colocar antes de los 30 días de nacido. “Sí hay, pero solo se atienden 100 niños diarios”, respondió una enfermera del lugar.

La BCG no es la única que le falta. “Tampoco he conseguido rotavirus ni pentavalente”

Ellas se sintieron con suerte. Ya habían escuchado de bebés que cerca de cumplir el año aún no recibían la dosis. Es el caso del hijo de Alexandra Leuno. Su hijo ya cumplió 12 meses y no ha logrado vacunarlo. La BCG no es la única que le falta. “Tampoco he conseguido rotavirus ni pentavalente”. A través de un grupo de madres en una red social se enteró que en el ambulatorio de San Diego, en Carabobo hay. Así que planificó su viaje desde Maracaibo para cumplir con la inmunización.

Otros optan por centros de vacunación privados. Pero cada vez quedan menos. En Carabobo dos han cerrado como consecuencia de la crisis de divisas que les impide hacer las importaciones necesarias. “Para los privados la situación es más complicada porque todas las casas que se encargaban de traer las vacunas al país se retiraron. Están en grandes aprietos porque deben seguir pagando por una cadena de frío elemental y que actualmente solo es utilizada para una o dos vacunas”, explicó Rosas.

 

SEIS SALARIOS POR UNA DOSIS

Hay otra alternativa a las que pocos pueden acceder. Darianna Peñaloza lo intentó. Pero sacó cuentas y desistió de la idea. La pediatra de su hija le mandó un mensaje: “Mamis, la semana que viene llega la antivaricela que logré importar con recursos propios. Está en 160 mil bolívares y solo traje 50. Los interesados deben transferirme 50%”. Lo pensó una y otra vez, y su hija de cuatro años aún sigue sin la vacuna que la debe proteger de la lechina porque sus padres no pueden pagar los seis salarios mínimos que representa.

Para el resto del esquema también hay altos precios. Anaís Hernández no ha logrado que a su hijo le apliquen la antineumococo y antimeningococo. “Me avisaron que llegaron a un consultorio privado pero en 25 mil bolívares cada una”, 525% más de los cuatro mil bolívares que costaban a principio de año. Por la Hepatitis A, que nunca ha importado el Gobierno y que está escasa desde 2013, piden hasta 250 mil bolívares. “Para mí es imposible pagar eso”, dijo la madre del niño de siete meses.

La pediatra de los hijos de Karen Cubillán le dio otra recomendación en medio de la crisis inmunológica. “Si tienes la oportunidad de viajar al exterior yo te hago una orden y los vacunas afuera”. Eso hizo. Dos meses más tarde fue a Trinidad & Tobago a visitar a su familia y se puso al día con el esquema de inmunización de sus niños. “Pagué allá por la varicela en una clínica privada menos que lo que me pedían aquí”. Pero esa no es la solución. La experta en infectología está clara en eso: “No basta con vacunar de manera individual. Ese no es el objetivo de los programas mundiales de inmunización. La población entera debe estar protegida”. La mamá de Andrés Pulido también lo sabe. Su erupción en la piel se lo recuerda a diario desde hace dos meses.




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