(Cortesía)

En un arranque de ira porque la pequeña Klerimar Emperatriz León Cena, de dos años y once meses de nacida, lloraba mucho, orinaba y defecaba, su cuidadora Sarayen Omira Nora Caripe (35) la mató a golpes.

La homicida, junto con varios miembros de su familia y algunos vecinos planificó deshacerse del cadáver, el cual fue hallado el 18 de noviembre en un contenedor de basura ubicado en el barrio 19 de Abril, de Gramoven, Catia, frente a la comuna Visión de Chávez.

Ayut Zailex Cena barrios (31) era la madre de la pequeña y se la había dejado tres meses antes a Sarayen, para no preocuparse más de la pequeña.

El comisario Douglas Rico, director del Cicpc, oficializó la detención de tres adultos y seis menores de edad, por su presunta participación en los hechos.

Dos días después del hallazgo del cadáver, la madre fue detenida en Gramoven, cuando acudió a saber de su hija. Otros involucrados fueron apresados en la misma parroquia Sucre, mientras que a la autora material, su marido y dos hijos los aprehendieron en el estado Monagas, donde habían ido a ocultarse.

Sarayen golpeó brutalmente a la niña en el pecho, ocasionándole la muerte. Le contó a su marido Samuel Antonio Guevara (30) a sus dos hijos y a su sobrina, para que ayudaran a deshacerse del cuerpo que tenía escondido en el cuarto, lo envolvieron en una sábana lo ataron con tirro y se dirigieron al viaducto de la autopista Caracas-La Guaira, para hacer una fosa y enterrarla, pero se les rompió la herramienta con la que excavaban y regresaron a Gramoven.

Entonces contrataron al dueño de una camioneta que les cobró 3 mil bolívares por hacerles el viaje. El cuerpo de la niña lo metieron en un pipote, que subieron a la camioneta, junto con bolsos y maletas. Cuando pasaban por el container de basura, hicieron detener al chofer, bajaron el pipote le rociaron gasolina, lo colocaron en el container y le prendieron fuego.

Continuaron en la camioneta, rumbo al terminal de La Bandera, a comprar pasajes para Maturín, pero era de madrugada y no había cupos, por lo que continuaron hasta el terminal de San Martín, para bajarse con sus bolsos y maletas, la autora material del crimen, el marido y dos hijos. Los demás regresaron al barrio.

Cuando hallaron el cuerpecito carbonizado, pensaban que era un varón, pero la autopsia reveló que era una niña.

El comisario Rico dijo que faltan algunas diligencias para demostrar la responsabilidad de la madre. Debido a las quemaduras no pudieron apreciar el sexo a simple vista, lo cual determinaron mediante la autopsia, así como otros maltratos que le habían ocasionado.




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