Los sueños trabajados con dedicación se convierten en realidad, un ejemplo claro es la historia del Capitán Willy Campos, quien con solo 7 años de edad incursionó en el tenis con apoyo de sus padres, y desde ese momento hasta la actualidad este deporte forma parte esencial de su día a día.
En la “Hacienda Country Club”, al sur de Valencia, experimentó su primer encuentro con la raqueta; después de varios años practicando el esfuerzo dio los primeros frutos cuando el entrenador Otto Sarquis notó su talento y lo becó en la Academia de Tenis Valencia.
En ese centro de entrenamiento pasó toda su formación juvenil y participó en torneos regionales y nacionales, además de pertenecer al equipo nacional en sus diferentes categorías desde los 12 años.
Recordó vivir el tenis como su método de sobrevivir en la sociedad, la parte relevante del día que lo alejaba del entorno y lo mantenía siempre en un ambiente competitivo.
Enfocado totalmente en tener buen rendimiento, obtuvo una beca a los 18 años en Troy University-Estados Unidos y estudió la Licenciatura en Educación Física para relacionar su carrera con el deporte; por cuatro años jugó el tenis universitario, siendo número uno en su equipo desde el primer año.
Tras graduarse, tomó una de las decisiones que determinaría el rumbo de sus próximos años, la primera opción sería intentar saltar a lo profesional aunque las condiciones de la época eran complicadas, pues no había casi torneos en ese entonces y no contaba con el apoyo económico que lo respaldara; o tomar la segunda opción que surgiría a través de una llamada desde Venezuela de su entrenador Sarquis, quien le ofreció trabajar como entrenador.
Ante ese panorama evaluó sus opciones y decidió volver a Venezuela orientado a la enseñanza. Con 22 años de edad y recién titulado en el 2002, entró como entrenador en el programa de alto rendimiento y colocó en práctica toda su experiencia como jugador para encajar en la estructura de la Academia de Tenis Valencia, inspirándose también en los entrenadores de más jerarquía.
Un par de años después, la Federación de Tenis Venezolana lo incluyó en los programas de entrenadores y empezó a participar, liderando equipos de jóvenes de 12 y 14 años; esas primeras vivencias lo ayudó a entender cómo manejar grupos y ser capitán de selecciones nacionales. Progresivamente escaló a equipos con más edad, mientras en lo particular ya trabajaba con jugadores profesionales, a la par que dirigía la academia con otros colegas.
Con más madurez profesional, llegó la oportunidad en 2008 de convertirse en asistente o co-capitán en la primera gestión de Jimy Szymanski; luego, laboró otro año de asistente, esta vez acompañando a Nicolás Pereira.
Bajo esta experiencia, visualizó como era la dinámica en los grupos de Copa Davis, y al culminar estos dos periodos quedó la capitanía libre, y Campos se mantenía entre las opciones de relevo por su recorrido con la federación.
Finalmente fue escogido y asumió la capitanía con 29 años (2010), ahí convivió con jugadores que tenían, incluso, la misma edad que él. El entrenador, cuenta que en ese momento vivió la emoción, orgullo y el gran reto que suponía estar al frente del equipo.
Su primera experiencia se desarrolló en suelo boliviano a 3 mil 625 metros de altura en La Paz, con una serie que terminó favoreciendo a Venezuela como visitante y lo hizo estar hasta nueve horas en cancha por los partidos de gran duración.
El resultado generó gran confianza lo que le permitió afrontar los retos venideros desde 2010 hasta el 2014, cuando decidió dejar la capitanía pues consideraba necesario una pausa para despejarse, y tener más tiempo de enfocarse en la familia y la academia. En ese primer periodo, considera que generó cambios positivos dentro del equipo: incentivar a un ambiente de armonía, comprensión y tolerancia de carácteres, donde el respeto fue el plato fuerte.
Se mantuvo ligado al tenis venezolano en el desarrollo de jugadores y en el año 2017, la FVTenis lo vuelve a contactar y le asignada la capitanía del equipo femenino en el 2018. A la fecha, sigue siendo parte de la capitanía con la última participación activa, el año pasado.
Capitanía del equipo venezolano en Copa Davis
Su principal enfoque es masificar el tenis de alto rendimiento en Venezuela, pese a la limitación económica que experimenta el país. Pero, desde el tenis universitario en otras naciones se agrega una gran opción, donde cada atleta venezolano tenga la oportunidad de prepararse, a la par que forma parte de la selección tricolor.
El entrenador explicó que estas oportunidades en el exterior, se generan a través de una buena carrera juvenil que se puede desarrollar de forma efectiva en Venezuela.
En este último llamado preselección, el capitán relató que todos los convocados mostraron su disposición a formar parte del grupo. Este hecho, valora el capitán, demuestra la disposición, importancia y el amor por la camiseta, aunque surjan factores externos que limiten las participaciones.
Otro factor a destacar, es que la cantidad de convocados no podrán participar en Copa Davis, pero tras culminar este evento, podrán ser elegibles para el equipo Vinotinto que irá a los juegos del ciclo olímpico.
Campos, destacó el trabajo del co-capitán Román Ricarte (también director técnico en la Federación de Tenis), por trabajar en equipo para reunir nuevamente a entrenadores, jugadores y personal que se reactivaron en busca de sumar más tenis al país.
Remando hacia la misma dirección
El capitán observa el proceso como la reconstrucción del tenis venezolano. Basada en la unión, que se había perdido por años de conflictos y diferencias de opiniones, mezcla que terminó por debilitar el deporte nacional.
Ahora, con aires de cambio, Venezuela vuelve a ser sede de Copa Davis, gracias a un trabajo arduo para que los entes internacionales recibieran el mensaje: “Venezuela está preparada para desarrollar eventos internacionales de tenis de alta calidad”.
Afirmó que las oportunidades se van creando en función a mantenerse enfocados en crear más torneos y esforzarse por tener la participación tricolor activa en las canchas. Asimismo, refrescar el grupo con personas que se sientan identificadas con la visión y misión, así solventar cualquier obstáculo sin detenerse.
Desde su puesto, expresó el mensaje que busca emplear dentro del equipo: mayor identidad, unión y armonía. Desde el orgullo por las metas que se están logrando, continuar dando el máximo esfuerzo y causar un impacto positivo progresista.
Las sensaciones que experimenta por este nuevo panorama es alegría, emoción pero sobre todo mucha responsabilidad, para que todo este esfuerzo valga la pena, pues considera una obligación buscar el mejor camino para su equipo y valer el voto de confianza de la organización hacia su trabajo.
El capitán realizó un llamado a cada venezolano a involucrarse en la reconstrucción del tenis venezolano, ya que el esfuerzo individual se vuelve colectivo cuando cada quien apuesta por masificar el deporte y aporta al cambio positivo.
